"Me siento saucana de cuna y corazón, es algo que llevo muy dentro". María José Juanes García trazó ayer un emotivo canto a su pueblo, a sus raíces cristianas y a una sentida vivencia de la Semana Santa que le inculcaron sus dos abuelas y su madre, "un ejemplo para mi hermana y para mi, por su carisma cristiano de fraternidad y caridad que hacían presente en acciones del día a día, y poco a poco ha ido calando en nosotras".

Fue durante el pregón de la Semana Santa de Fuentesaúco, que este año declamaba una hija del pueblo, quien empezó a vivir la Pasión, "como el resto de los saucanos, como una tradición perfectamente integrada en el pueblo y en las familias".

La suya, de profundas raíces cristianas, al igual que "las personas que nos rodean es decisiva para nuestra formación, constituye el germen de la fe. Ni la educación exquisita en grandes colegios, ni todo el dinero del mundo puede modificar las vivencias y ejemplo que desde pequeños tenemos en nuestras casas y familias y que van quedando en nuestra conciencia como selladas a fuego determinando así nuestra forma de ser y pensar" expresó María José Juanes ante sus paisanos.

Contó cómo era una niña cuando "veía a mis padres y abuelos que iban a misa y a los oficios, a visitar el Monumento... Pero mis primeros contactos con la Semana Santa no fueron litúrgicos, ni de sentimiento, fueron a través de las tradiciones populares y con las imágenes que procesionaban".

En aquellos años "no eran las cofradías, sino determinadas familias del pueblo las que se encargaban de custodiar en sus casas las pertenencias de las imágenes y cuando llegaba Semana Santa se iba a las Iglesias a vestir las imágenes" evocó la pregonera. Y así llegó el recuerdo de cuando "mi vecina Rosario y antes su madre mi tía Aurora se encargaban de vestir a la Soledad y el Santo Sepulcro. Y todos los Lunes o Martes Santo iba con ellas a vestirla, como lo había hecho antes mi madre y luego fui con Aurorita, hasta que se fundó la cofradía. El respeto y devoción a la Pasión de Cristo empezó con el sufrimiento y soledad que reflejaba la imagen de la Virgen de la Soledad: sus manos, sus ojos, sus lágrimas, y con la imagen del Cristo Yacente, y con las personas que todos los años se reunían en la iglesia de los Dolores siguiendo el ritual de vestir a los Santos y organizar las procesiones de la Semana Santa".

En ese recorrido por los recuerdos y vivencias de niña, María José Juanes evocó "los cultos tradicionales y las visitas al Santísimo. Mi madre y mis abuelas siempre iban y me decían que había que ir a rezar a Jesús Sacramentado". Quiero recordar una frase de mi abuela Goya decía que: "cada uno de nosotros llevamos una cruz como la llevó Cristo".

Explicó la pregonera de la Pasión cómo esa tradición y esas costumbres junto a los cultos "fueron calando en el sentimiento de los saucanos" y se formó la Junta Pro Semana Santa "que junto con el párroco D. Antonio, son verdaderos impulsores de la Semana Santa Saucana, ocupándose de forma exquisita en la organización de todos los actos procesionales, siempre apoyados por la corporación local". Y cómo "fruto de este auge, se han creado cofradías nuevas y rescatado tradiciones como la del "descendimiento" y "desfiles procesionales perdidos", como el traslado de la Virgen de la Soledad el Sábado Santo".

En opinión de Juanes García, "la Semana Santa de Fuentesaúco goza en la actualidad de un gran esplendor con la participación de saucanos residentes y ausentes que siempre han aprovechado estas fechas para volver al pueblo y reencontrarse con sus raíces".