Los villalpandinos ya pueden, oficialmente, abrir el grifo de la cocina y servirse un vaso de agua con total tranquilidad. La puesta en marcha de la nueva estación de tratamiento de agua potable construida junto al depósito de Barrabueyes por el ayuntamiento que preside Félix González Ares, con la ayuda económica de la Diputación de Zamora, garantiza para el futuro que el municipio cuente con una red de agua libre de arsénico.

Atrás quedan los días de llenar las garrafas en las tres potabilizadoras portátiles que se instalaron en las calles de la villa después de que el Servicio Territorial de la Junta de Castilla y León detectara en el agua del grifo una presencia de arsénico ligeramente superior a la normal, concretamente de 10,5 microgramos por litro -el límite que permite la legislación se sitúa en 10 microgramos-. Era el 3 de octubre de 2017.

Pronto la institución provincial se puso a disposición de Villalpando, primero para instalar una de las potabilizadoras portátiles que se sumó a las dos habilitadas por el Consistorio, y después para financiar la construcción de la estación de eliminación de arsénico. En abril de 2018 las dos instituciones firmaban un convenio por el cual la Diputación asumiría el 90% del coste de la obra y el Ayuntamiento, que ya había pagado la redacción del proyecto, aportaría el 10% restante.

Mientras tanto, los niveles de este mineral en la red de agua volvieron a bajar a los niveles saludables en varias ocasiones, según el control ejercido por una empresa externa a petición del Ayuntamiento de Villalpando, pero el Servicio Territorial de Sanidad de la Junta de Castilla y León decidió mantener la restricción sobre el consumo del agua corriente del municipio hasta que entrara en funcionamiento la nueva potabilizadora proyectada.

Algunos problemas burocráticos en la fase de licitación retrasaron hasta el mes de septiembre la adjudicación de los trabajos, que fueron terminados en tiempo y forma.

Así, el pasado viernes la estación potabilizadora entraba en funcionamiento y el alcalde de Villalpando firmaba el bando definitivo que informaba de que el agua del pueblo ya es "apta para el consumo sin restricciones".