Los cazadores atinan y el colectivo ha matado en la última década en la provincia de Zamora un total de 1.346.031 animales. Esa expresión de que "no das ni a España", que algunos espetan a quien no pone la bala o los perdigones donde pone el ojo, se queda más que en entredicho porque el número se acerca a los 14 millones en el conjunto de la comunidad castellano leonesa, pues fueron 13.858.561 las piezas de pelo y pluma conseguidas.

Es la cifra oficial registrada por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, aunque el sector cinegético y el conjunto de la sociedad saben que no responde a la pura realidad porque los cupos se exceden, muy especialmente en el campo de las aves, y el furtivismo tampoco da fe de sus capturas de caza mayor o menor en ficha oficial alguna.

Es una captura de animales salvajes atribuida a un colectivo de cazadores que, de modo irrefrenable, pierde cada año efectivos porque la adolescencia y la juventud está más por la contemplación de la vida salvaje que por su muerte. Remitiéndonos igualmente a los datos oficiales de la Junta, el sector de la caza lleva 37.000 aficionados perdidos en la última década, con especial sangría desde el año 2012. En los últimos diez años las licencias expedidas han pasado de 129.170 a 88.992, y las personas con licencia en vigor -algunas lo son por varios años- han bajado desde 158.132 a 120.965. Un declive que registra mayores descensos todavía en el mundo de la pesca.

Las especies de la caza menor (codorniz, conejo, libre, perdiz, palomas y otras aves) son las que mayores perchas proporcionan porque no tienen cupo, porque éstos son elevados o superiores a otros animales cazables, porque son más los días hábiles de persecución o porque concentran tras de sí más aficionados. Y es que hay cazadores para todos los gustos, de caza mayor y menor, como los hay que regalan las capturas. Hay quienes se conforman con la perdiz, quienes no pasan del galgo, quienes sienten pasión por el corzo, quienes se conforman con el conejo y quienes viven las emociones con el jabalí o con la becada.

La codorniz está a la cabeza de todas las diezmadas y desde la temporada 2009 hasta la cerrada en el 2018 fueron abatidas en la comunidad un total de 4.762.325 piezas, de las que una suma de 310.619 perdieron la vida al tiro de los cazadores en tierras zamoranas.

El cupo por cazador y día para esta pequeña ave migratoria es nada menos que de 25, y existe, además, la convicción de que "si no la mato yo la mata otro". Este notable cupo es considerado excesivo por no pocos gestores y cazadores que han visto que la población de codorniz no alcanza en Zamora y otras provincias los niveles de antaño.

La perdiz, una de las reinas de la caza, tampoco se queda atrás y en la última década fueron desvoladas y metidas en el morral o apercheradas 1.391.577 patirrojas en Castilla y León, de las que 138.647 cayeron en tierras zamoranas. Es de destacar que la perdiz -pieza predilecta de gran número de cazadores- tiene una consideración muy especial y todos denigran la repoblación de la especie con aves de granja e híbridos. La apuesta actual pasa por reasentar la pureza genética, lo que se traduce en cazar de las existencias que sobreviven y salen adelante por su propia crianza, donde se hace una gestión cinegética correcta con el apoyo de los titulares o arrendatarios de cotos que adecúan bebederos o preservan zonas de reserva y de refugio.

En la última temporada de caza 2017-2018, el número de animales de caza mayor y menor abatidos en Zamora fue de 160.263, y superaron el millón y medio en la región.

Dentro de las 23 especies contabilizadas, y sobre las que se siguen los datos estadísticos, el conejo resultó en la provincia la especie más abundante con 55.133 ejemplares, seguido de la codorniz con 29.151, la perdiz roja con 15.652, la paloma torcaz con 12.729 y un total de 11.062 liebres cazadas.

Los cazadores dieron fe de la captura de 6.871 palomas bravías y 6.592 tórtolas. Esta es otra de las especies sobre las que se viene advirtiendo de un preocupante descenso de población, con petición por parte de los conservacionistas de aplicar una moratoria de su caza. Sin embargo, la nueva Ley de Caza la mantiene en su listado. Dentro de las aves cazables hubo aficionados que llevaron para casa otras especies, pero en menor cuantía, cifradas en 2.751 córvidos, 2.214 palomas zuritas, 1.665 zorzales, 1.610 becadas, 1.333 patos reales o azulones y 1.219 aves acuáticas.

Por lo que respecta a los mamíferos de caza mayor el jabalí se alza como la especie más descastada en la provincia de Zamora. El año pasado se mataron 5.408 verracos y un total de 41.229 en el conjunto de la comunidad, siendo Salamanca con 8.886 jabalíes la de mayor control, seguida de Burgos con 7.901, Ávila con 5.587, León con 4.891 y Soria con 4.116 piezas.

Zamora encabezó la temporada del 2017-2018 el número de lobos muertos a través de la caza, con 30 ejemplares de los 82 abatidos, por delante de León con 24 y Palencia 19. En la última década se han capturado 624 ejemplares de los que 224 lo fueron en esta provincia.

Importante es el registro de ciervos controlados a través de la caza, que suman 1.320 ejemplares en Zamora en la pasada temporada, y 11.312 en la región. Aunque la cifra de corzos logrados por los cazadores en la provincia de Zamora es de 1.320, esta especie contabiliza 21.924 en la región, con Burgos en primer lugar, con 7.983 piezas y muertas, y Soria, donde la especie tiene un asentamiento excelente y es causa de no pocos accidentes en las vías de comunicación, en segundo lugar, con un registro de 6.299 piezas muertas.

Entre las especies cinegéticas hay algunas que son calificadas de "plagas" y están en boca de organizaciones agrarias por los daños causados a la agricultura y a ganadería. Entre estas el conejo, el jabalí y el ciervo se llevan la palma por su impacto en los campos de cultivos y de siembras.

La accidentalidad en las carreteras por la incursión de la fauna, parte cinegética, es otra de las razones alegadas para su caza.

Sobresaliente fue el número de conejos capturados en la última década en la comunidad, que sumaron total de casi medio millón, en concreto, 402.0725 ejemplares, por una cifra de 90.751 liebres, que en este caso comparten los que practican la modalidad de galgo y quienes siguen haciendo uso del plomo.

La caza, de la que dicen que "como los amores, por un placer mil dolores", tiene sus números oficiales y no oficiales.