El Ayuntamiento de Pedralba de la Pradería ha talado cuatro nogales situados en la calle la Plaza y la carretera de Braganza en el anejo de Calabor, tras un expediente de ruina por el estado de los ejemplares que, al menos en tres casos, habían sido envenenados para que se secaran, como sostiene la oficina municipal. El corte realizado el pasado mes de marzo, que no ha pasado desapercibido, ha provocado reacciones a favor y reacciones en contra y una denuncia ante el Seprona de la Guardia Civil.

La intervención municipal comenzó el pasado otoño, hacia el mes de octubre, tras presentarse en el Ayuntamiento unos vecinos solicitando la tala de un par de ejemplares en mal estado que corrían el riesgo de caer en la vía pública o sobre los tejados de las viviendas. El primer problema fue dilucidar la titularidad de los árboles, que al parecer están en vía pública sin que esté acreditado documentalmente como bienes privados.

De acuerdo al acta de intervención, el 22 de noviembre del pasado año se presentó parte de trabajo de los servicios técnicos del estado de los árboles. Un primer nogal estaba, según el informe, "completamente muerto, con raíz muerta y seca que amenaza ruina, con caer en la vía pública o tejado de la edificación sita en la zona". Otros tres árboles, de acuerdo al mismo informe, "presentaban igualmente estado de avanzado deterioro, para secarse". En consecuencia "se procede a la retirada de la vía pública de los cuatro árboles que amenazan ruina" como recoge el acta de desperfectos dictada el 4 de marzo. Alguno de estos árboles tenía un centenar de años, otros eran más jóvenes.

En el caso de que la caída accidental de los árboles la responsabilidad civil, por el hecho de que nadie documentaba la propiedad, hubiera recaído en el propio Ayuntamiento. El 22 de noviembre se solicitó además permiso de corta a la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, quien comunicó que al ser casco urbano era competencia municipal. Aunque en el caso de alguno de los árboles, situados en los márgenes de la propia travesía de la carretera Puebla-Braganza, no tiene competencias para cortarlos.

La segunda parte de la intervención municipal fue contratar los servicios para la corta de los árboles. De acuerdo a la información municipal, se solicitó presupuesto abierto a dos empresas, que oscilaba entre los 400 y 600 euros, según el tipo de maquinaria necesaria y el desplazamiento. La oferta más ventajosa fue la de una empresa del pueblo, con costes mínimos de desplazamiento de maquinaria, tala y retirada. Esta tuvo que hacerse cargo de la responsabilidad civil si durante los trabajos se producían daños, tanto en edificios como en el cableado. La empresa, además de los costes, tuvo que solicitar y pagar una licencia de corta de 120 euros. Los gastos de corta de los cuatro nogales fueron compensados por el valor de la madera de los árboles.

Mientras se ejecutaban las labores de tala algunos vecinos, que estaban en contra, llamaron a la patrulla del Seprona de la Guardia Civil, que tras ver la autorización municipal para la corta no formularon denuncia alguna.

Los ayuntamientos, en este caso el de Pedralba, están obligados a arrancar y retirar los árboles que amenazan de caída, de acuerdo al artículo 390 del Código Civil, que obliga a indemnizar en caso de daños a bienes o personas. Lo que está claro para la corporación "es que nadie se responsabilizaba de los daños que pudiera haber en el caso de que se cayeran sobre las casas o en la calle", ya que poco antes una rama había ido a parar a la propia carretera.

Ante los comentarios sobre la titularidad de los árboles, si algún vecino se ve perjudicado tiene abierta la vía para reclamar una indemnización previa presentación de documentos de titularidad de los árboles. Aunque se han solicitado esos documentos probatorios "nadie ha entregado nada".

En el casco urbano antiguamente se plantaban árboles cerca de las casas, sobre todo nogales, en la vía pública. En unos casos se hacían cargo de podar las ramas y recoger la cosecha. Ahora "nadie poda los árboles, ni nos hacemos cargo de los daños que puedan ocasionar, y sombra no dan" comentaba una vecina que pasa temporadas en el pueblo. A la última persona que vio en su calle podando un árbol fue "a un vecino que con 80 años se subió a cortar unas ramas que daban en el tejado de su casa".

La polémica por la corta de las cuatro nogales ha coincidido con otra actuación municipal llevada a cabo a mediados del pasado mes, en todos los anejos del municipio, para limpiar todo el arbolado y vegetación que ocupaba la vía pública. Como en el caso anterior ha habido personas a favor y personas en contra. Todas las ramas de cerezos, manzanos, perales, laureles, etc. que ocupan la calle fueron cortados. En septiembre del pasado año, mediante un bando municipal, se requirió a los vecinos podar los árboles plantados en las fincas públicas que sobresalían a la calle. Desde el Ayuntamiento se dio un plazo largo hasta completar la recogida de las cosechas de los frutales, que en algunos casos se alargó noviembre. Prácticamente ningún vecino procedió a la poda y subsidiariamente los servicios municipales realizaron a mediados de marzo ese trabajo. Mientras unos vecinos estaban en contra, otros ven bien el que se pueda andar por las calles sin la invasión de ramas.

El pasado año, en los árboles de la calle San Roque de Calabor, hubo que retirar dos nidos de "avispas asiáticas" según los vecinos, ante el riesgo de picaduras y reacciones alérgicas. En el Ayuntamiento de Pedralba se retiraron en los cascos urbanos del municipio hasta media docena de nidos de avispón el pasado verano.