La Virgen Dolorosa de Alcañices ya está de regreso en la parroquia de la Virgen de la Asunción para poder participar en la procesión de "La Soledad" del Viernes Santo, una de las más importantes de la Semana Santa en todos los pueblos de Aliste

La imagen alcañizana fue llevada a Zamora capital donde fue restaurada en los talleres de Gerardo Casaseca. La intervención de los expertos se ha centrado muy en particular en los brazos y las manos que estaban muy deteriorados, así como a realizar una mejora general con la limpieza de su policromía. Los devotos coinciden en señalar que "ha quedado preciosa y magnífica", deseosos de que llegue la noche más esperada del año en cada Semana Santa.

Según manifiesta el párroco de la villa y arcipreste de Aliste "Es una autentica maravilla poder ver esta imagen de la Virgen Dolorosa, de mucha devoción entre los alcañizanos, tan elegante después de su restauración. Ha sido un acierto".

Los gastos originados por la restauración han sido sufragados por los propios feligreses gracias a la iniciativa de la Junta Pro Semana Santa de Alcañices que ha realizado una colecta. Quienes así lo deseen aún pueden hacer sus donativos depositándolos en una caja que para tal fin está ubicada en la iglesia parroquial.

Esteban Ferreira Fernández, alcañizano de pura cepa y devoto de la Virgen ha sido el encargado de profundizar más y mejor en la historia y las peculiaridades de la Semana Santa de Alcañices, y sobre Nuestra Madre de los Dolores afirmaba allá por el año 1988 que es "una procesión profundamente arraigada en la localidad: a las nueve de la noche, a hombros de cuatro mozos, la Dolorosa, Madre de Gracia, partía de la iglesia parroquial (Virgen de la Asunción) entre melodías del Stabat Mater y el monótono retumbar del tambor: escena enormemente emocionante".

Asevera así mismo que en el Convento (santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Salud): "el predicador contemplaba los dolores de la Madre con tal énfasis que arrancaba lágrimas a los más devotos. Concluido el sermón se ponía en marcha la comitiva hacia el lugar de origen con la Dolorosa, el Stabat Mater y con sus sentimientos prolijos".

Gracias a al trabajo de Esteban Ferreira se conoce que "los hermanos de la Tercera Orden ya sacaban esta procesión, existiendo entonces la imagen que hoy se venera.

Ha experimentado pocas variantes: cambios de túnicas y mantos de la Virgen bordados con hilo de oro y coronas. Ciertos años la pasearon en la mesa de Cristo Crucificado. Llevaban farol y la mayoría de las señoras lucían trajes negros".

La imagen de la Virgen de los Dolores es las misma, -el día de Viernes Santo de riguroso luto negro- que procesiona en el Encuentro del Domingo de Pascua hasta la Plaza Mayor de Alcañices, donde tras las tres genuflexiones cae su manto negro de dolor para resurgir vestida de azul y de alegría.