Fermoselle espera con grandes esperanzas que culmine el proceso de la concentración parcelaria con la que comenzaron a soñar los residentes de una forma pública hace al menos tres décadas.

Existe el convencimiento de que la reordenación de las fincas transformará los modos de trabajar y rentabilizará los cultivos de un municipio de 6.814 hectáreas que lleva la agricultura y la ganadería en los genes, y cuyos bancales, casetos, chiviteros, guardaviñas y pozales dan fe de su raigambre.

Los años pasan sin embargo en la villa marcados por la incesante pérdida de gentes dedicadas al campo, y con una visible merma de terreno labrado, que ha sido colonizado por las zarzas y el jabalí, con la consiguiente transformación paisajística.

Fue el 9 de febrero de 2005, cuando se registra la solicitud de concentración parcelaria "a instancia del Ayuntamiento de Fermoselle, aludiendo a las circunstancias de carácter social y económico que concurren en el término municipal"según recoge el estudio técnico previo redactado por la Dirección General de Producción Agropecuaria e Infraestructuras Agrarias de la Junta de Castilla y León. La solitud efectuada, afecta a la totalidad de término municipal, según se desprende del informe de la alcaldía.

El 21 de noviembre de 2017 se procede a la constitución de la Junta de Trabajo de Concentración Parcelaria, elección del Presidente-Portavoz y elección de representante de la Junta de Trabajo en la Comisión Local, entre los agricultores elegidos en asamblea de participantes que tuvo lugar en el salón de Plenos del Ayuntamiento.

La superficie rústica total del municipio, según el Catastro, es de 6.728,60 hectáreas, que forman un puzle de 15.303 parcelas. En principio quedarán excluidas de la concentración 1.348,37 hectáreas de terreno rústico, pertenecientes a los alrededores del casco urbano, a zonas aledañas a los ríos de elevado valor medioambiental, y a suelos zonificados como de Uso Limitado en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque Natural Arribes del Duero, así como a bienes del Dominio Público Hidráulico como son los ríos Duero y Tormes. Este perímetro podrá modificarse en fases posteriores "en función de las inclusiones, rectificaciones o exclusiones que se acuerden".

En esencia, la superficie a concentrar es de 5.830 hectáreas, donde 2.190 propietarios suman 12.851 parcelas con una superficie media de 0,45 hectáreas y 2.66 por propietario. Un minifundismo que la concentración reconvertirá en un aparcelamiento de mayores dimensiones, accesible y manejable.

Es de resaltar que el olivar se extiende por una superficie de 294 hectáreas, el viñedo por 284 y los frutales por 202 hectáreas, existiendo otras 57 donde se combinan frutos secos vides y olivos.

El cambio agrario está reflejado en datos como que en 1985 el viñedo se extendía por una superficie de 3.329 hectáreas y hoy ronda las 300, con la variedad Juan García ( como autóctona), y Rufete, Tempranillo, Mencía y Garnacha, y siendo la Malvasía la principal blanca; y autorizadas la Verdejo y Albillo. En el Registro de Operadores Vitivinícolas (Reovi) aparecen nueve bodegas que comercializan un producto de Denominación Origen Arribes.

El otro producto estrella: el aceite, se extrae de variedades como la Manzanilla y, en menor medida, de la Cornicabra, y la producción está entre los 300.000 y los 400.000 kilos de aceituna que proporcionan "oro liquido" para el autoconsumo y más que el regalo.

Otro fruto de menor calado pero apreciado por los fermosellanos es el almendro, que se extiende por unas 30 hectáreas. La fruta de hueso, pepita y carne halla en el microclima fermosellano un hábitat ideal pero la inaccesibilidad o el mal estado de los caminos hacen que parte del arbolado esté sumido en el abandono.

El estudio técnico cifra la superficie de pasto en 4.528 hectáreas que allí donde es valle y vaguada mantiene pastos frescos hasta bien entrado el verano por ser zona de desagüe y drenaje. "Es una hierba de buena calidad nutritiva y aprovechada a diente en pastoreo extensivo".

La cabaña ganadera de Fermoselle se reparte entre vacuno, con una explotación de carne de 44 cabezas, catorce explotaciones de ovino que suman 2.192 cabezas y quince explotaciones apícolas con algo más de un millar de colmenas.

La reordenación territorial conllevará "ahorro en los desplazamientos a las fincas, ahorro de carburante, incremento en el rendimiento de las labores, aumento en la vida útil de la maquinaria y la identificación y titulación de la propiedad".

"La consecución de todos estos objetivos debe contribuir a potenciar la economía de la zona, con el fin de lograr el asentamiento de la población rural, especialmente de los jóvenes, y evitar la desertización demográfica a la que se ve abocada".

En lo tocante al relieve, Fermoselle se caracteriza por un relieve ondulado, con fuertes encajamientos definidos por los cañones de los ríos Tormes y Duero, que configuran Las Arribes. Sus mayores cotas en las elevaciones sobre los cauces de los arroyos: El Cerro de la Tabanera (684 metros), Cerro Caballino (756 metros), Tesico del Aire (728 metros), Teso del Jimbro (714 metros), El Espinar (722 metros), o la Peña del Lobo (678 metros). El Tomes recibe las aguas de arroyos como el Regato de las Llagonas, el Regato de San Lorenzo y el Arroyo del Bravío. Al Duero vierten Arroyo de las Jarrinas, Petiscón, Mundín, del Piélago y del Estrambuez, en casos formando cascadas de gran belleza.

Fermoselle abundan áreas "de indudable calidad, estética y plástica" que resultan escenarios de gran interés como son La Cicutina, Cordero, Meneo, Mundín y Las Jarrinas, Caballino y Ambasaguas. Es de resaltar que Fermoselle forma parte de un espacio protegido integrado en la Red Natura 2000 con el 100% del municipio como Lugar de Interés Comunitario (LIC), el 99% como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y además inmerso en Reserva de la Biosfera.

La concentración parcelaria se contempla como una ordenación que puede revertir el declive demográfico, agrario y económico de una villa que siente el campo con pasión.

El estudio técnico pone a las claras que "se trata de una población envejecida con bajas tasas de natalidad y un crecimiento natural reducido".

"Atendiendo a la distribución en la pirámide poblacional" queda reflejada una baja natalidad, una población envejecida, con una tasa de envejecimiento en 2011 del 40%, muy superior a la tasa del total de la población de Castilla y León, que se cifra en el 22.30%". En consecuencia del bajo coeficiente de sustitución, podría complicar en el futuro el relevo en el mercado laboral.

Esta situación, se precisa, "puede verse acentuada por el fenómeno de éxodo rural, que se puede observar en el estrato de los adultos jóvenes (de 20 a 40 años aproximadamente), por la fuerte emigración a las ciudades, o a otros municipios de mayor tamaño.

Además, tal y como recoge el estudio, se da "una masculinización de la población íntimamente ligada al predominio de la actividad agrícola, ejercida preferencialmente por mano de obra masculina".

Repara en que "el nivel cultural de la población es bajo, con un porcentaje muy alto de personas que solamente tienen estudios primarios, siendo muy pocos los que tienen el graduado escolar, bachillerato, formación profesional o titulación universitaria". Esta situación, indica, "se encuentra íntimamente ligada al envejecimiento de la población y al proceso de aislamiento y desequilibrio territorial".

La población fermosellana sigue con esperanza el desarrollo del aparcelamiento en el convencimiento de que la concentración y el redimensionamiento de las fincas conllevará una revalorización en cuanto a su uso e incluso en el arriendo del suelo, así como un trazado de caminos y viales que erradiquen la inaccesibilidad actual. Hoy es un territorio segmentado en un impresionante puzle de parcelas repartidas por planicies y arribanzos, donde mantienen erguida su figura los olivos, los almendros y los frutales, o siguen enraizadas las cepas que siguen confiriendo a la villa el rango de vinatera.

El presupuesto base de licitación de esta modernización asciende a 2.156.091euros. El estudio reconoce que "el proceso de concentración parcelaria traerá consigo una serie de consecuencias negativas, desde el punto de vista medioambiental, y cuya restauración exigirá "una inversión de al menos el 2% del presupuesto total de la obra".