El Molino de Cerecinos alberga la “joya de la corona” de Molinos del Duero, tal y como la definía el director general de la empresa, Juan Carbajo: un molino de piedra rústico, reconstruido por iniciativa de la anterior generación de harineros, los hermanos Javier y Jaime Carbajo, que recogieron piezas en distintos pueblos de la provincia y otras en Francia para montar cuatro parejas perfectamente funcionales con las que elaboran la harina de la Marca de Garantía Harina Tradicional Zamorana, además de realizar molturaciones ecológicas de otros tipos de harinas.

Esta empresa familiar con más de cien años de historia cuenta con otra fábrica de mayores dimensiones en Zamora, pero el Molino de Cerecinos les proporciona mayor flexibilidad para las moliendas de esos productos novedosos, de gran valor añadido, para ajustar la producción a las cantidades demandadas por el mercado.

El mercado ecológico ya supone cerca de un 15% de la producción global de esta empresa, que ha vendido harina ecológica a países como México o Corea del Sur, y próximamente entrará también en Brasil. La producción de nuevas harinas como la de tritordeum o harinas de cereales bajos en gluten o en w, utilizando un modelo de piedra, demuestra que la innovación no está reñida con la tradición.