La nueva estación de tratamiento de agua potable de Villalpando ya está lista para entrar en funcionamiento "en cuestión de días", según informa el ingeniero técnico que diseñó el proyecto, Roberto Carlos Hidalgo.

En los últimos días los operarios han instalado toda la maquinaria en la caseta levantada junto al depósito municipal del camino Barrabueyes, tras el castillo. La potabilizadora ya está conectada al depósito y en estos días se están haciendo "las calibraciones necesarias para ajustar su funcionamiento a la demanda del municipio", con el objetivo de que la potabilizadora arranque el número de veces diarias suficientes para abastecer a todo Villalpando sin derrochar electricidad.

Una vez realizadas estas comprobaciones, la estación de tratamiento puede que comience a servir al municipio "el jueves 21 o el viernes 22" de marzo, por lo que los villalpandinos podrán beber con tranquilidad el agua del grifo muy pronto.

La estación tiene una serie de filtros que eliminan el arsénico del agua para garantizar que se cumplan los parámetros recomendados por la Unión Europea para este mineral, que debe ser inferior a los 10 microgramos por litro de agua. En octubre de 2017 se detectó en la red de agua de Villalpando una cantidad de 10,5 microgramos de arsénico por litro y desde entonces la Junta de Castilla y León mantiene una restricción sobre el consumo humano, a pesar que desde hace un año los controles encargados por el Ayuntamiento a una empresa privada reflejan que los niveles de este mineral han descendido.

En cuanto se impuso la restricción sobre el consumo de agua el Ayuntamiento de Villalpando instaló dos potabilizadoras portátiles en la vía pública, a las que se sumó una tercera instalada por la Diputación de Zamora, para que los vecinos pudieran rellenar botellas y garrafas de agua para beber, sin tener que gastar en comprar agua embotellada.

Pronto el Consistorio que preside Félix González Ares encontró el apoyo de la institución provincial para construir una estación de tratamiento que acabara definitivamente con el problema del arsénico. Las obras fueron adjudicadas a Aquona en 158.551,44 euros, de los cuales la Diputación sufraga el 90% y el 10% restante se paga con dinero de las arcas municipales, que ya costearon la redacción del proyecto.