Un tiempo desapacible en el alto de la Laguna de Peces obligó a poner en marcha "el plan B" de limpieza del entorno del Parque Natural del Lago de Sanabria y las sierras Segundera y de Porto. Con tres grados de temperatura en el altiplano sumado al viento que dejaba una sensación térmica de algún grado bajo cero, el grupo de voluntarios participaron en la iniciativa "Libera. Naturaleza sin basura" promovido por los colectivos SeoBirdlife y Ecoembes. La asociación colaboradora, en esta ocasión, fue la asociación para el estudio de la montaña "Cryosanabria".

A la iniciativa se suman voluntarios de todas las edades de Ferreras de Abajo, Puebla, San Ciprián de Hermisende, del Valle del Tera y Benavente, Arrabalde, Verín e incluso del Vigo gallego. Algunos de los participantes han aprovechado la ruta a la cima de Peña Trevinca para sumarse a la recogida de residuos en la jornada dominical.

El entorno elegido finalmente por el grupo fue el Naval del Pozo y un tramo aguas arriba del Cañón del Tera, tras descartar las playas donde periódicamente los voluntarios realizan labores de recogida de basuras. La playa del Folgoso "la limpié yo hace poco y la dejé bien" comenta una de las voluntarias más activa. La temperatura es mucho más agradable, 11 grados en la rotonda de la carretera del Lago y 9 en Ribadelago, a la 10 de la mañana.

El bosque de ribera y el robledal corta el viento y abriga a los excursionistas pertrechados con guantes y bolsas de basura, amarilla, verde y blanca para clasificar los residuos. Plásticos, colillas, papeles y algunas anillas de envases de latas entran en el primer tramo, el paseo del Naval del Pozo. Resulta complejo clasificar uno de los residuos más raros del día: el faro antiniebla completo de un vehículo.

A lo largo del camino van entrado las omnipresentes latas de refrescos y las botellas de plásticos de todos los tamaños y formas. Las latas dan pie a que el promotor de estas expediciones, Daniel Boyano Sotillo, cuente como en una excursión a Peña Trevinca encontraron una lata entera y sin abrir en el camino y que "íbamos escasos de agua". Aligeraron la lata, bebiendo el contenido y haciendo retornar el envase en sus mochilas.

Aparecen cosas raras, como una botella de vidrio con aceite dentro, que hace pensar que pudo ser para aliñar alguna ensalada dominguera pero el olor hace apuntar a su descubridor hacia otro uso "parece aceite de un coche". A la vuelta un grupo de turistas "almuerza" sobre una roca al estilo campero, prescindiendo de los cubiertos, detrás del chiringuito del Naval del Pozo.

Mientras el grupo continúa el ascenso, un ganadero de Ribadelago acierta a subir con la vacada en la misma dirección. Informado del cambio de ubicación de la operación limpieza acierta a decir que es frecuente que los visitantes "dejan todo y no llevan nada". Y mucho plástico, mientras el orbe mira a los océanos, en casa falta mirar a los cursos de los ríos. El río Tera ha ido crecido hasta ahora por lo que el camino ha permanecido anegado por las crecidas lo que disuade a los visitantes de subir en invierno, como aprecia el ganadero de la zona.

La recogida de basura no es tan cuantiosa como la que se hubiera recogido en el entorno de la Laguna de Peces, punto neurálgico de las visitas turísticas del inverno en busca de la nieve. La afluencia trae usuarios cívicos e incívicos que dejan regado el paraje de residuos, un entorno difícil de limpiar por su condición de "turbera".