Escepticismo. Con esa sensación entre la desconfianza y la ausencia de un compromiso claro, salieron ayer los dos representantes de la Asociación Infancia Robada, Juan Cuatrecasas (padre del alumno del colegio Gaztelueta que denunció a un profesor del Opus Dei condenado a 11 años de prisión por abusos sexuales) y F. L. (la primera víctima que denunció al sacerdote José Manuel Ramos Gordón) tras la reunión con el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez. Encuentro que, lejos de la formalidad y a pesar de la seriedad del asunto, transcurrió durante una comida en un restaurante cercano a la sede de la CEE.

El cardenal Blázquez, a decir de los representantes de las víctimas, se mostró "cordial, cercano y comprensivo", aunque no asumió compromiso alguno a la espera del memorándum de Roma tras la cumbre sobre la pederastia con las instrucciones precisas que deberá seguir la Iglesia; "no van a ser sugerencias sino normas" expresó el prelado.

Frente al modo de escucha del presidente de la CEE, Cuatrecasas y F. L. exigieron una batería de medidas, plasmadas en dos escritos recibidos por Blázquez con el compromiso de estudiarlos en la comisión antipederastia que preside el obispo de Astorga, donde se considera irrenunciable la exigencia de que "los casos del pasado deben de ser investigados". Los máximos representantes de la asociación Infancia Robada se mostraron contundentes y cuestionaron al propio cardenal cuando manifestó públicamente, tras la cumbre de Roma, que no estaba a favor de investigar "los casos de pederastia del pasado en nuestras filas".

Ayer Blázquez se mostró ante las víctimas más comprensivo, asegurando que "con el perdón no basta porque es un daño irreparable" y comprendiendo el relato y las reivindicaciones del presidente y vicepresidente de la Asociación Infancia Robada. Sin desdeñar el compromiso de la Iglesia para evitar en el futuro nuevos casos de abusos, Juan Cuatrecasas y F. L. exigieron a Blázquez "justicia y verdad". También independencia a la hora de investigar los abusos sexuales a menores ocurridos en el pasado, por ello consideran como "una afrenta más a las víctimas" el hecho de que el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, presida la comisión creada por la Conferencia Episcopal. "Es preciso que la Iglesia no se investigue a sí misma. Que en esa comisión haya presencia de profesionales independientes e imparciales que supongan un chorro fresco de credibilidad y transparencia".

Pero Blázquez tampoco quiso entrar a valorar la actuación del obispo de Astorga, a pesar de que la víctima de quien fuera párroco de Tábara cuestionó ante el cardenal su modo de actuar en el proceso administrativo penal.

Otra de las peticiones pasa por sacar a la luz "toda la documentación de los casos que obran en poder de la Iglesia española"y crear un registro de pederastas "que impida que todos los delincuentes puedan seguir actuando desde la impunidad".

El documento entregado al presidente de la CEE recuerda las contundentes palabras del jesuita Hans Zollner, presidente del Centre for Child Protection (CCP) de la Pontificia Universidad Gregoriana y miembro relevante de la organización de la última cumbre vaticana sobre la pederastia. "Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas", "Es muy triste decir que las víctimas no encuentran misericordia entre los que hablan de la misericordia de Dios. Solo encuentran puertas cerradas y corazones secos", "La Iglesia que tendría que ser ejemplo de compasión se presenta como una institución incapaz de empatía".

A juicio de la Asociación Infancia Robada "frases como estas resumen de algún modo el punto de vista de un hombre del Papa y deben ser atendidas y desplegadas por la Conferencia Episcopal de España con transparencia, contundencia e inmediatez".

El cardenal Ricardo Blázquez dejó abiertas las puertas a nuevos encuentros. "Personalmente creo que sus palabras diciendo que con el perdón no vale son sinceras, pero también es verdad que la Iglesia no es él".