Fantasía, colorido y una buena porción de imaginación inundaron ayer las calles de Villaralbo en el gran desfile de carnaval, que consolida a este municipio del alfoz zamorano como uno de los puntos interesantes del medio rural para disfrutar de la fiesta. Cientos de villaralbinos y villaralbinas dieron vida a la celebración del antruejo con una gustosa puesta en escena donde convivía un batallón de legionarios, Cristo y cabra incluidos, con una animosa comunidad de monjas a bordo de un Citroën de la época, emulando la exitosa película de Gracita Morales.

Los aires de los 60 también desembarcaron en Villaralbo con un grupo de moteras en las populares "vespas" y desde el Polo llegaba un grupo de pingüinos junto a otro original montaje de bobinas de hilo. La imaginación y el trabajo para realizar los disfraces fueron reconocidos en el desfile por las calles de Villaralbo, seguido por numerosos vecinos y otros espectadores llegados de pueblos del entorno y la capital.

Al son de las charangas y repartiendo caramelos, los grupos iban recorriendo las calles hasta terminar en el salón cultural, donde DJ Fausto amenizó la velada hasta la noche.

La celebración del carnaval de Villaralbo prosigue hoy, día dedicado a los niños y niñas. A partir de las 7 de la tarde, se celebra el baile infantil donde las más pequeños podrán disfrutar de su música favorita y seguir recogiendo y saboreando caramelos.