Hace cuatro años que Ricardo Imaz cumplió el sueño añorado por su madre: reunir en Villaescusa a los nueve hermanos que fueron saliendo del pueblo en busca de trabajo, estableciendo sus vidas lejos de casa.

Aquella obligada dispersión alejó a la familia, distribuida por Segovia, Barcelona, Salamanca o Asturias, hasta hacer prácticamente imposible un reencuentro de todos los hijos. Ocurrió que tras la muerte del patriarca, "mi madre decía: antes de morir cuánto me gustaría que estuviésemos todos juntos" evoca Ricardo desde su domicilio, en Valencia. "Cuando conseguimos reunirnos los nueve hermanos mi madre no cabía de gozo". Aquella fiesta fue un punto de partida que ha conseguido reeditar el encuentro familiar cada verano en Villaescusa, el pueblo que les vio nacer.

Cumplido el deseo, Ricardo se ha propuesto el más difícil todavía: reunir a los primos Imaz, los nietos de Segundo Imaz y María Prieto, originarios de Fuentesaúco y conocidos como "Los Torreros". Un total de 38 de los 41 que fueron -han fallecido tres-, algunos sin conocerse entre ellos y dispersos por distintos puntos de España y el extranjero. Asturias, Cantabria, Salamanca, Fuentesaúco, Villaescusa, Valencia, Sagunto, Madrid, Jaén o Suiza son los destinos por donde se fueron estableciendo los hijos de los 7 hermanos Imaz Prieto, una familia marcada por la emigración como tantas que hicieron las maletas en busca de futuro, pero también por inconcebibles desavenencias que marcaron el devenir de la generación posterior.

"Entre los padres muchos no se trataban y se perdieron completamente los lazos familiares" lamenta el promotor del encuentro. "No va a ser fácil, pero creo que lo vamos a conseguir". Por el momento el mejor termómetro del entusiasmo mostrado por los primos son las reacciones en el grupo de WhatsApp, bautizado como "Torreros puros", con el que Ricardo ha dado los primeros pasos. Empezó con los primos que tenía contacto y unos teléfonos fueron llevando a otros hasta conseguir integrar en el grupo a todos. "Algunos se están conociendo por las fotos, no sabían ni que existían y es una sensación extraña porque teníamos una idea de cuando éramos pequeños pero nada más" cuenta este "Torrero" hoy orgulloso del mote, a pesar de que de pequeño no lo llevaba nada bien.

"Todo el mundo está feliz, aunque yo no descartaba algún rechazo por los prejuicios entre nuestros padres; es una pena que los hermanos no se trataran y solo se reconciliaran al final de sus vidas. Como no creo que la muerte sea la excusa para unirnos, vamos a celebrar este encuentro en el mes de junio en Fuentesaúco y demostrar que hemos conseguido la unificación familiar".

Será la gran fiesta de "Los Torreros", el reencuentro de los nietos, un acto de reconciliación tras las desavenencias de sus padres que también quiere ser "un ejemplo para otras familias. En tiempos de tanto individualismo es maravilloso que hagamos realidad un sueño tan bonito".

Lamentablemente no lo verán la mayoría de aquellos hermanos marcados por la distancia. Como relata Ricardo Imaz, sus abuelos Segundo y María, dedicados a la agricultura y la ganadería, engendraron a siete hijos: Pacita, establecida en El Piñero; Carmen, en la localidad salmantina de Pedroso de La Armuña; Marcial, que se marchó a Madrid; Serapio, que recaló en Asturias; Pedro, que se asentó en Villaescusa; Arturo, el único que ha permanecido en la "maceta" saucana; y Angelines, la pequeña de la familia que también paró en Villaescusa aunque ahora vive en Barcelona con sus hijos.

"Para mi es muy emocionante, era una pena tener una familia tan cercana y no conocerla, recordar a nuestros padres y volver a nuestros orígenes, a Fuentesaúco" expresa emocionado Ricardo.

"Solo puedo decir que por suerte hay simiente Torrera por todo el país, generando buena gente, y vamos a conseguir hacer realidad un proyecto increíble e inolvidable. Después de los tiempos de tempestad llega la calma".

Será el próximo 8 de junio en Fuentesaúco, el pueblo de sus orígenes que algunos de esos primos "Torreros' nunca llegaron a conocer.