Espantar lobos a petardos es lo mismo que matar moscas a cañonazos, pero es el único medio que tienen los ganaderos de Codesal, en la lupina Reserva de Caza de la sierra de la Culebra, para evitar que el lobo se adentre en el pueblo para cebarse de los terneros. Y no es el cuento de la Caperucita.

Los ganaderos de Codesal pasaron una noche toledana, entre el atardecer del lunes y la amanecida del martes, para evitar que una manada de lobos acometiera a los cuatro terneros que Daniel García Crespo tenía en un cercado, al lado de la casa de un concejal del ayuntamiento. Había cambiado a los animales de lugar precisamente para evitar más pérdidas.

Pocos después de las siete de la tarde, Daniel García, dejaba a los animales en el cercado, con pastor eléctrico y los perros. No lo hizo en el monte, ni a kilómetros, ni lejos sino pegados a las casas de Codesal. A las ocho y cuarto recibió la llamada sobresaltada de su vecino Domingo Turiel que había ocho lobos con ganas de entrar a los terneros. Fue tan preocupante el tono de voz y la llamada de su convecino, que veía a los depredadores desde su casa, que salió disparado y "armado" con la caja de petardos para evitar otra escabechina lobuna. Cuatro terneros de dos semanas de vida son sus ingresos, su patrimonio y su pan.

Pero Daniel García no fue el único que anteanoche anduvo en jaque. Su vecino Óliver Castedo también hizo imaginaria obligada alrededor de sus animales domésticos. Las salvas más desesperadas que festivas se repitieron intermitentemente como las rondas, a las 12, a las dos, a las cuatro y al amanecer. El tono de voz de Daniel reflejaba ayer cansancio, en contraste con su voz a las nueve de la noche, toda nerviosa.

Las últimas bajas en su explotación han sido una cría de mastín y un perro carea que le dieron la cara a los lobos. Dos años se tarda en preparar un mastín para que sirva como animal de guardia para las vacas. Ya está encargado un cachorro a Santa Colomba de Sanabria para reponer al guardián muerto en acto de servicio. Salvo a los propios ganaderos, a nadie -ni a las protectoras de animales- le preocupa la suerte que corren los mastines.

A lo largo de la mañana, y con lo vivido durante la noche, habló telefónicamente con los responsables de la Junta que dieron, dice, "buenas palabras pero ninguna solución". El hartazgo es tal que "me han ofrecido llevarme todo de aquí e ir con las vacas fuera de Zamora. No me extraña que la provincia de Zamora sea la más envejecida de España si están matando el motor, que somos los jóvenes que queremos quedarnos aquí. Y me lo estoy planteando".

La situación es mucho más compleja de lo que parece "la gente que está en los despachos no anda por los pueblos. Yo no quiero que me paguen las vacas, quiero que el lobo no me las mate". Para ello urge "el control que han prometido" y que el lobo no ande merodeando por los pueblos teniendo sierra y ciervos para correr.

El responsable de UPA, Pedro Fernández San Román, fue muy explícito cuando advirtió al máximo responsable de Medio Ambiente "los ciudadanos en general y los ganaderos en particular tenemos el derecho y la obligación de defender a nuestra familia, nuestra casa y nuestros bienes con los medios adecuados y a nuestro alcance".