Rabanales de Aliste veneraba ayer de nuevo a su patrono San Blas en una del las fiestas en honor la protector contra los males de garganta más antigua en la provincia de Zamora.

En la visita pastoral de 1538, desde el lejano Arzobispado de Compostela ya se citaba la presencia de la "venerable imagen de San Blas en la iglesia de San Salvador". Es éste uno de los pocos pueblos donde el patrono del pueblo (San Blas) no es el mismo que al que esta dedicada la iglesia (San Salvador).

La emigración y la despoblación rural -cada vez hay menos gente de lunes a viernes-, llevó los últimos años a cambiar la celebración de San Blas al fin de semana para hacerla coincidir en domingo, algo que no hizo falta en 2019 al coincidir el 3 de febrero en jornada dominical.

Los mayordomos de San Blas han sido este año dos hombres, José Martín Gelado y Agustín Cruz Lorenzo, y una señora: Dominga Martín Calvo.

Las gaitas, dulzainas y tamboriles abrieron la mañana, de sol, escarcha y frío, con los pasacalles ofrecidos por "Manteos y Monteras". A las 12 salía la procesión alrededor de la iglesia parroquial de San Salvador portando al patrono San Blas. Luego Teo Nieto Vicente ofició la santa misa, cantada por "Manteos y Monteras". Uno de los momentos álgidos volvía a ser la adoración de la reliquia de San Blas.

Los vecinos entonaron la loa al bienaventurado mártir San Blas, que cumplirá los 150 años en el 2024. Se trata de una oda religiosa que escribió el entonces cura del pueblo Vicente España durante las navidades de 1873 (las terminó el 4 de enero de 1874), el Obispo la aprobó el veinte días después y se entonaron por primera vez el día 3 de febrero de 1874: "Todos cuantos aquí ves / niños, jóvenes y ancianos / elevan a ti sus manos / y se postran a tus pies".

La Bula a la cofradía de San Blas fue concedida por el papa Clemente XI, sumo pontífice desde 1700 a 1721. En ellas se otorgaba "Siete años de perdón" a quienes asistiesen a confesarse y comulgar en la capilla de San Blas, a parte del 3 de febrero, en otras cuatro fechas distintas del año: San Fernando (30 de mayo), San Agustín (28 de agosto), San Simón (28 de octubre) y San Silvestre (31 de diciembre). Los devotos y cofrades no solo pertenecían a Rabanales sino a pueblos cercanos y lejanos.

Para entrar de cofrade había que pagar una vela de media libra de cera (al entrar), un alquez de trigo (en agosto) y un cordero en Navidad "cuando vienen los ganados al lugar" (los pastores regresaban con las ovejas en Nochebuena para cenar con la familia y asistir a la Misa de gallo u ofrecer La Cordera).

Ayer, tras los actos religiosos hubo bailes para quitar el frío y ya por la tarde en el centro social tenía lugar el sorteo de la rifa de San Blas y un bingo. Los festejos culminan hoy con la misa por todos los difuntos del pueblo.

Rabanales fue un pueblo prolífico en cofradías y allá por 1791, cuando la parroquia pertenecía al Arzobispado de Compostela, llegó a contar con seis diferentes. Testigo de ello son los libros de cuentas que aún se conservan: "Santa Cuz" (1710 a 1941), el cual incluye las ordenanzas de 1730; "Santísimo Sacramento" (1739 a 1934), "Gozos al Cristo de la Piedad" (1817), "San Juan y Mártires Fabián y Sebastián (1696 a 1941), "Hojas de María" ( 1881 a 1896) con reglamento y "San Blas".

A la vez había hasta cuatro ermitas; una de ellas dedicadas a "Santiago y San Bartolomé", "Santa Vera Cruz", "San Andrés y San Roque" y la de "Los Mártires" (Fabián y Sebastián) compartida con San Juan Bautista.

Rabanales veneró el sábado a la Virgen de Las Candelas con misa y procesión. Una fiesta relacionada con la mujeres donde fueron mayordomos tres varones: José del Pardo Gelado, Manuel Santiago Cruz y Gregorio Rivas Gago. Por la noche hubo una verbena popular con la orquestas Marsella de Asturias. El viernes hubo cena vecinal.

Rabanales cuenta con una de las iglesias más esbeltas e históricas de la Diócesis de Zamora. Basta decir que en los manuscritos antiguos se afirma que solamente para la construcción de la alta torre del templo se emplearon 235 carros de cantería traída de Fornillos de Aliste.

Los manuscritos revelan que en 1548 Rabanales contaba con un hospital "pobre y de poca monta, pero hospital"· Se situaba en lo que antaño se llamaba "Cordel de Trashumación", vereda de paso de los ganados trashumantes hacia Sanabria.