Los puentes que se pueden ver bajo este párrafo sirven para sortear el mismo río, el Cea. Ambos conectan caminos agrícolas para que los labradores puedan llegar con el tractor hasta sus fincas a trabajar. El primero está en el término de San Miguel del Valle, provincia de Zamora, carece de barandillas o quitamiedos y es tan estrecho que apenas puede pasar un turismo por él. El segundo se sitúa muy pocos kilómetros aguas arriba, en el término de Roales de Campos, provincia de Valladolid, y cuenta con un aceras y un ancho de calzada suficiente como para que se crucen dos tractores, uno en cada sentido. Este es solo un ejemplo de las muchas diferencias que perciben los vecinos de San Miguel entre su pueblo y los de Valladolid, "mejor cuidados", que han llevado al alcalde a pedir que su municipio cambie de provincia.

San Miguel del Valle se encuentra al norte de la provincia de Zamora, rodeada de pueblos leoneses y vallisoletanos. A su norte está Valderas (León), y más cerca todavía, a menos de dos kilómetros a pie en dirección este se llega al municipio vallisoletano de Roales de Campos. Para los vecinos de San Miguel -141 habitantes censados, cerca de 600 en verano- no pasan desapercibidas las diferencias entre su pueblo y las localidades limítrofes. En Roales "cambiaron todas las tuberías del pueblo de una sola vez con dinero de la Diputación de Valladolid, nosotros seguimos con tuberías de uralita y con lo que nos da la Diputación de Zamora solo nos llega para cambiar 200 o 300 metros cada año", pone como ejemplo el alcalde de San Miguel del Valle, Julio Hueso, cansado de agravios comparativos de este tipo que le han llevado a tomar una decisión: escindir su municipio de Zamora y pasar a la provincia de Valladolid.

No es fácil, pero existen precedentes que demuestran que sí es posible. El primer pueblo de España que cambió de provincia en el periodo democrático fue Gátova, que en 1995 pasó de Castellón a Valencia, y Julio Hueso explica que en el Ayuntamiento de San Miguel del Valle ya están "estudiando" los trámites burocráticos que se exigen para efectuar el cambio.

Pero Hueso no quiere "romper" Zamora solo por unas tuberías de uralita, lleva 20 años de alcalde y acumula una larga lista de desplantes por parte de la Diputación Provincial. "A la única política a la que tengo algo que agradecer es a Pilar Álvarez, que cuando estaba de presidenta nos hizo un depósito de agua nuevo", afirma. Pero Álvarez dejó la Diputación en 2003 y desde entonces San Miguel del Valle "no ha visto ni un remanente" de la institución provincial: "La mayor parte del presupuesto, todo el que pueden, lo reparten entre los ayuntamientos del Partido Popular. Gestionan la Diputación como si el dinero fuera de ellos", se queja el veterano alcalde socialista. En cambio, la Diputación de Valladolid otorga anualmente una partida presupuestaria fija para cada municipio de la provincia, en función de su población.

En los últimos años, la única ayuda que recibía San Miguel del Valle de la institución provincial provenía de los planes de obras, una subvención para invertir en necesidades básicas como alumbrado o abastecimiento que llega a todos los municipios cada dos años. Y la gota que ha colmado el hartazgo de este alcalde es que la Diputación no ha abonado las dos últimas bianualidades al Ayuntamiento, que ha tenido que adelantar en total unos 50.000 euros para realizar las obras, un dinero que supone más de un tercio de todo lo que se recauda en un año entero. El plan de obras de 2016 se utilizó para adquirir 50 farolas, gracias a que consiguieron una rebaja se pudieron permitir alumbrar una calle más que no había sido incluida en la memoria previa; "el vicepresidente Juan Dúo me dijo que nos iban a retirar el 20% de la subvención, algo que puedo entender, pero es que al final no hemos cobrado nada de nada", asegura Julio Hueso. Tres años después, el Consistorio no ha recibido la comunicación escrita de denegación de la subvención, simplemente no la han cobrado. La ayuda de 2018 se empleó en cambiar las tuberías de un par de calles, la obra se ajusta al proyecto y fue justificada en plazo, exactamente el mismo día que la justificó el municipio limítrofe de Valdescorriel (Zamora); este otro pueblo gobernado por el PP cobró su dinero en diciembre, y en San Miguel del Valle siguen sin noticias del suyo.

La vía diplomática tampoco ha funcionado para este alcalde: "La última vez que intenté hablar con Mayte Martín Pozo, asegura Julio Hueso, que de ahí pasó a la protesta y se presentó en el último pleno de la Diputación con un cartel en el que acusaba a la institución provincial de "llevarnos a la ruina".

Sin embargo, por encima de todo esto, en San Miguel del Valle hay una sensación de que pertenecer a una provincia más rica permitiría disfrutar de unas infraestructuras mucho mejores. Como muestra, el precario puente que los agricultores tienen que cruzar para labrar las tierras que se encuentran al otro lado del río Cea. No tiene barandillas, solo unos pretiles de un palmo de altura que están medio caídos, y es tan estrecho que da miedo cruzarlo incluso en coche, por lo que muchos ya optan por meter el tractor directamente en el río. La alternativa es dar un rodeo de 12 kilómetros por la carretera de Fuentes de Ropel. La única "solución" de la Diputación de Zamora y de la Junta de Castilla y León ha sido pedir al Ayuntamiento que cuelgue un cartel de "prohibido el paso" junto al puente. Sin embargo, a muy pocos kilómetros de allí, en Roales de Campos (Valladolid), rápidamente sustituyeron un puente igual de viejo por uno nuevo con aceras, asfalto y suficientemente ancho para permitir el cruce de dos vehículos.

Un patrimonio cultural que se cae a pedazos

Un patrimonio cultural que se cae a pedazosPrecisamente al otro lado de ese puente sobre el río Cea hay un viejo molino que el Ayuntamiento adquirió después de que dejara de moler -hace ya bastantes años- por su valor cultural y etnográfico. Sin embargo, hoy día la edificación está en un estado ruinoso. Un municipio como San Miguel del Valle suele manejar unos presupuestos ajustados para mantener los servicios básicos y renovar las infraestructuras más necesarias, mantener un bien cultural requeriría de la ayuda de alguna Administración superior, de un dinero que nunca llega, y más en este caso, el de un Ayuntamiento al que la Diputación le adeuda cerca de 50.000 euros.

El Consistorio no se puede permitir la contratación de mucho personal, la última vez que se limpió de maleza el puente sobre el Cea para prevenir avenidas lo hizo el regidor con sus propias manos, y por eso lo único que se ha podido hacer últimamente en el molino es consolidar una de las cuatro esquinas para evitar el derrumbe de los muros. Gran parte de la techumbre y las vigas ya se han venido abajo, y una buena nevada podría acabar con el resto.

Al menos, los vecinos de San Miguel del Valle sí han podido ver restaurado otro monumento del pueblo: la torre de la iglesia, pero el alcalde apostilla que "porque el dinero era para el Obispado, no para el Ayuntamiento".

Otra de las necesidades pendientes del municipio es el arreglo de buena parte de los caminos agrícolas. Cuando la Diputación envió sus máquinas a Tierra de Campos porque la motoniveladora de la mancomunidad ardió en un incendio, estas solo llegaron hasta Valdescorriel, y San Miguel, que era el siguiente pueblo, se quedó sin verlas. De momento tampoco ha llegado hasta este pueblo la nueva motoniveladora adquirida por la agrupación de municipios.

Queda por saber si los vecinos de San Miguel del Valle conseguirán convertirse en vallisoletanos, y si eso terminará con esa sensación de estar en "tierra de nadie", entre León y Valladolid, pero olvidados por Zamora, tan cerca de Benavente, pero incluidos en la comarca de Villalpando. "A veces parece que la provincia llegue hasta ahí", dice el alcalde señalando hacia Valdescorriel.