Tras la parte institucional y reivindicativa de la jornada llegaba la festiva y religiosa. Las águedas más jóvenes de Tábara entretuvieron al personal con una exhibición de danza de paloteo, un modo de baile tradicional de la villa del Beato que antes estaba reservado a los hombres, hace años se abrió también a las mujeres, y ayer lo interpretó un grupo de chicas con gran pericia y gracia.

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción se quedó pequeña para acoger a tanta devota de santa Águeda en la misa oficiada en honor de la mártir. Por eso algunas de las mujeres permanecieron en la plaza, donde en ningún momento se dejaron de oir las jotas y rondas tradicionales que decenas de mujeres bailaban haciendo volar sus manteos. Otras aprovechaban para visitar el mercadillo que ocupaba una buena parte del ágora tabaresa.

Tras la Eucaristía, los grupos de cada comarca se organizaron para desfilar ordenados hasta el pabellón municipal, donde les esperaban las 1.200 raciones de comida, llevando la música, la algarabía y los vivas a santa Águeda a su paso por las calles de Tábara.

El mosaico de colores que recorrió la villa, formado por cerca de 1.200 trajes tradicionales, es en gran parte resultado del trabajo de los Centros de Acción Social de la Diputación de Zamora, que entre sus muchas actividades para dinamizar de la vida de los pueblos organizan talleres de bordados en los que las mujeres confeccionan sus propios trajes, asegurando de esa manera no solo la supervivencia de la festividad de santa Águeda, sino del folclore zamorano en general y de muchas tradiciones locales en las que este tipo de prendas son una parte imprescindible.

A lo largo de los próximos días, las mismas 1.200 mujeres que ayer se lo pasaron en grande seguirán sacando partido a sus vestidos en sus respectivos pueblos celebrando santa Águeda.