Víctimas de abusos sexuales sufridos en el ámbito de la Iglesia y sus familias se han organizado para crear la Asociación Infancia Robada (AIR). Pretenden poner fin al "desamparo" en el que se ven inmersas las personas que deciden denunciar estos hechos y ofrecer asesoramiento, tanto personal como legal o psicológico. Y unir fuerzas para sacar a la luz pública el mayor número de casos de abusos a menores en el seno de la Iglesia en España.

Presidida por Juan Cuatrecasas, padre del alumno del colegio Gaztelueta que denunció a un profesor (numerario del Opus Dei) condenado a 11 años de prisión por abusar de su hijo, la Asociación Infancia Robada tiene también entre sus promotores a F. L., quien con su denuncia destapó las agresiones sexuales de José Manuel Ramos Gordón en el seminario menor de La Bañeza y antes en el colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria.

El exseminarista leonés será el secretario de la nueva asociación, que también cuenta entre sus filas con el psiquiatra infantil Miguel Ángel Hurtado, denunciante de abusos por parte de un monje de la abadía de Montserrat en el año 1998, que ha logrado más de 300.000 firmas para pedir que los delitos de abusos sexuales a menores no prescriban.

Un "campo de aterrizaje"

Pese a que la asociación está concebida para la protección de víctimas del mundo eclesial, Juan Cuatrecasas precisa que "no nos cerramos a otros ámbitos, excluyendo el familiar", de hecho se cuenta con alguna víctima del ámbito deportivo. El presidente de la Asociación Infancia Robada destaca el objetivo de "acompañar y asesorar a las víctimas que quieran contactar con nosotros dada la experiencia acumulada, por desgracia, durante estos años". Las víctimas de abusos sexuales y sus familias, que han recorrido el tortuoso camino de la revelación de los hechos y la denuncia, tienen toda la autoridad para ayudar a personas en sus mismas circunstancias.

"Cuando se cuestiona que los hechos se denuncian después de muchos años, la sociedad tiene que saber que las víctimas no denuncian cuando quieren sino cuando pueden" explica este padre de un estudiante, cuyo testimonio de abusos está avalado por una sentencia de la Audiencia Provincial de Bizkaia.

Sabedor del desamparo y la incomprensión a la que se enfrentan los menores y sus familias ante poderosas instituciones como la Iglesia, órdenes religiosas o colegios, el presidente de AIR considera "fundamental facilitar un campo de aterrizaje porque la denuncia de estos delitos, a día de hoy, revictimiza al menor".

La Asociación Infancia Robada quiere cubrir un terreno al que es ajeno la sociedad, ese "día a día" de la víctima, cuando van surgiendo trabas a nivel educativo, asuntos sociales o la necesidad de una terapia. "Está muy bien que reivindiquemos asuntos como la no prescripción, pero en el día a día las víctimas se sienten muy solas y tiene que luchar contra muchas cosas; por ejemplo, en el caso de un alumno que decide denunciar, que pueda seguir estudiando y no tenga que anular la matrícula".

La presencia de psicólogos o abogados en la nueva asociación permitirá asesorar a las víctimas, procurando su reconocimiento y la reparación para evitar dobles victimizaciones. Para ello se proponen acciones como cursos, conferencias y cooperación con otras asociaciones y entidades que defiendan la protección de la infancia y la juventud.

También han contactado con asociaciones y víctimas en el ámbito de la Iglesia en otras partes del mundo, como en Chile con el "caso Karadima" que ha puesto en jaque a toda la cúpula obispal en el país sudamericano con la renuncia de 34 obispos en un movimiento sin precedentes, o los casos surgidos en Argentina.

Representantes de AIR estarán también en Roma, coincidiendo con la cumbre convocada por el papa Francisco a finales de febrero con los presidentes de las conferencias episcopales del mundo para tratar los escándalos de pederastia que salpican a la Iglesia en distintos países. Y se han programado una serie de reuniones, entre ellas con poderes públicos, para incidir en el objetivo de que amplíe la prescripción de los delitos de pederastia.