Villaralbo despide con júbilo y satisfacción a la última quintada del siglo XX, ya que a partir de este año todos los mozos y mozas que se coloquen la banda habrán nacido al abrigo de la nueva centuria. La singladura de estos jóvenes villaralbinos nacidos en el año 2000 comenzó en noviembre con las jornadas nocturnas de las cencerradas. Unas noches "entre risas", como los mismos protagonistas definen, en las que al ritmo de la música compartieron alegrías con vecinos y amigos. Pequeñas celebraciones que les sirvieron de "entrenamiento" para los fastos de Navidad y Nochevieja.

Los quintos de este municipio de la Tierra del Vino reconocen que los preparativos para las celebraciones les han permitido estrechar y retomar el contacto "entre compañeros de colegio que, tras tantos años compartidos, habíamos tomado rumbos distintos".

Todo el trabajo invertido por los jóvenes en la organización de las fiestas se vio recompensado con unas celebraciones de altura en las que todo el pueblo disfrutó con estos festejos que homenajean la incorporación de los chavales a la madurez. Una costumbre de nuevo cuño que sustituye al periodo en el que los chicos del pueblo alcanzaban la edad para incorporarse al servicio militar obligatorio. Una tradición transformada y renovada en las últimas décadas con la incorporación de las mujeres al evento y celebrada por la mayoría de municipios zamoranos.

Finalizado el curso, los quintos nacidos en el 2000 -tras guardar los trajes comprados, dejar los cencerros en el garaje y colgar la banda llevada con orgullo- quieren agradecer a todos los comerciantes de Villaralbo por la donación de una cesta con productos locales para su sorteo durante la noche de fin de año.

Por último, los jóvenes desean que la alegría y cordialidad que protagonizaron sus celebraciones pueda repetirse durante todo el año 2019.