La Congregación para la Doctrina de la Fe ha denegado a F. L., primera víctima reconocida en el caso de pederastia del sacerdote Ramos Gordón, las actas del proceso administrativo penal abierto al ex párroco de Tábara por abusar sexualmente de él y su hermano gemelo cuando eran menores. Así se lo ha comunicado por escrito el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, a la propia víctima, amparándose en que esa documentación "se encuentra sometida al secreto pontificio dispuesto en el artículo 30 del Motu propio Sacramentorum Sanctitatis Tutela".

Es la respuesta trasladada a Astorga por el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Giacomo Morando. Una negativa que ha causado decepción y rabia en el antiguo seminarista, acreedor de la sentencia canónica que avala todo el relato de abusos desvelado y donde Ramos Gordón reconoce los delitos que le han costado la retirada de la actividad parroquial.

Tras la negativa inicial del Obispado de Astorga a facilitar el expediente, el exseminarista recurrió directamente a Roma, sin que en este intento tampoco haya logrado el objetivo de tener acceso al expediente, a pesar de ser parte interesada como denunciante y víctima reconocida. F. L. se siente "de nuevo engañado" porque el propio vicario judicial del caso, Julio Alonso, "me confirmó que había una copia original que se guardaba y las demás iban a Roma. Luego me han dicho que se mandaron todas a Roma, mienten pero aún así yo me dirigí al Vaticano"·

La víctima de pederastia declara que "ese expediente no lo pide cualquiera, lo pide el denunciante, creo que tengo derecho a verlo. Me da igual el secreto pontificio, tengo derecho por sentido común, no hay que dar más explicaciones para comprender eso. Es inaudito que no pueda ver las actas, pero tengo claro que no me las entregan porque tienen mucho que ocultar, entre otras cosas más encubridores de los que ya hay. Están todos manchados, todos sabían que Ramos Gordón abusaba y en el proceso han pasado 11 sacerdotes a declarar, tienen mucho que guardar".

La respuesta de Roma acentúa la "poca fe" de F. L. en una actitud sincera de la Iglesia. "La verdad sigue oculta y mi pena es que si hoy se está cometiendo un crimen lo van a intentar tapar, no tengo ninguna duda, estoy perdiendo todas las esperanzas. No van a cambiar, siguen igual que hace 500 años, ellos solos se están destruyendo".

Según F. L. esta respuesta del Vaticano evidencia que "no tienen intención de cambiar y la cumbre de Roma (este mes de febrero sobre abusos sexuales) va a ser un lavado de cara para la opinión pública. Cómo van a tratar con dignidad a las víctimas del futuro cuando no tratan a las que existimos; estamos abandonadas completamente".