El 60 aniversario de la muerte de 144 personas en Ribadelago, por la rotura de la Presa de Vega de Tera, se conmemorará de manera discreta, con una misa y una ofrenda de flores en el monumento donde figuran los nombres del centenar de fallecidos. Por la tarde, a las siete y media, está prevista una suelta de globos en recuerdo de los fallecidos, como anticipaba ayer el alcalde, José Manuel Prieto Ramos. No habrá ni presencia ni fotos de pose de autoridades. Solo se ha cursado invitación institucional a los concejales de la Corporación "De fuera no habrá nadie, no se lo merecen".

Una década después de prometer todo tipo de obras y proyectos, no se ha ejecutado ninguna. Ni el Obispado de Astorga ha cumplido su promesa de hace una década, consolidar las ruinas de la Iglesia en el pueblo Viejo de Ribadelago.

El alcalde hacía autocrítica precisamente por haber demorado las obras a que la Diputación, La Junta y Confederación Hidrográfica del Duero aportaran el dinero para el Museo de la Memoria. "Hemos perdido cuatro años, con viajes a Valladolid y a Zamora". Prieto reconoce que posiblemente en 2019 se empiece a invertir la partida municipal de 30.000 euros presupuestada para comenzar las obras. En el mes de octubre su ayuntamiento volvió a solicitar a la Diputación que la obra del museo entre en sus presupuestos con la cantidad que se ofreció 65.000 euros. De los 500.000 euros que prometió Confederación, ni rastro, y lo mismo con los 160.000 de la Junta.

Ni las conversaciones con la empresa Endesa que gestiona el salto de Moncabril se han materializado físicamente. "Pasamos del todo a la nada" pero "moralmente estamos todos convencidos de que el Museo se hará, seamos nosotros o sean otros los que estén en el Ayuntamiento".

El Ayuntamiento finalmente retomará el proyecto inicial para ubicar el Museo de la Memoria en el antiguo Albergue, el edificio cedido por el Ministerio de Hacienda, en contra de la primera decisión del equipo de gobierno socialista de situarlo en el edificio del Ayuntamiento, de propiedad municipal y situado en la Plaza de España. Se han perdido prácticamente los cuatro años del mandato esperando a unas administraciones "que no se las espera". Esta espera ha impedido incluso que "con los trabajadores del Ayuntamiento, de los convenios de empleo, podíamos haber empezado ya las obras. Pero no se ha hecho nada. Aunque aún las podemos empezar".

Acometer el proyecto del museo con fondos municipales "es muy costoso, pero los sacaremos de donde sea".

El equipamiento de servicios para el pueblo se ha ido solventando. Las últimas quejas sobre el agua de abastecimiento "se han ido subsanando con un sistema de bombeo desde el río que ha ido mejorando la situación. Aunque cada vez que llueve es el mismo problema para todos los pueblos, por arrastre de tierra y de hojas. El agua sale mal un par de días. Se han reconducido las captaciones y faltan por hacer unas arquetas para poder limpiar los arrastres" indicó el alcalde.

En estos momentos residen 25 personas en el Pueblo Viejo, y en el Pueblo Nuevo 50, niños de menos de 10 años cuatro, y tres en Secundaria. Familias de menos 55, seis familias. La familia más extensa tienen cinco miembros, y la mayoría entre dos y tres.

Los vecinos de Ribadelago se quejan, sesenta años después de la catástrofe de Vega de Tera y de la tragedia humana en la localidad, de la falta de limpieza de las calles, de la pérdida de servicios tan básicos como el médico, que pasa un día menos consulta. La relación de falta de servicios es similar a hace 10 años, se ven la mitad de los canales de televisión, no hay radio, por no haber "no hay ya ni cura". Los vecinos reclaman "que se acuerden de nosotros, no solo en enero, que se acuerden de la limpieza de las calles, de limpiar las carreteras y que echen sal para el hielo en las calles", denunciaban los residentes, muchos de ellos septuagenarios y octogenarios.