La presencia de bandos de buitres plantados en medio de la carretera obligando a los conductores a detener sus vehículos es un acontecimiento que está en boca de todos los sayagueses de Bermillo de Sayago hasta Fermoselle, máxime tras el video grabado recientemente por José Luis Pintado y cuya difusión corre por las redes como la pólvora.

El numeroso bando de carroñeros plantado en la vía fue filmado cuando sacaba tajada a un jabalí de notable envergadura que había quedado muerto al pie de la carretera tras una colisión con un vehículo, tal como mostraba el frenado dejado sobre la calzada por el conductor que se tropezó con el animal.

El suceso ocurrió el final de año 2018 entre la localidad de Villar del Buey y la Dehesa de Pelazas, en un tramo de la carretera CL-527 que no deja de ser un punto negro de accidentes provocados por la fauna. Quienes se encontraron con la escena, que iban a trabajar a la zona, casi no daban crédito a la presencia de tanta ave empantanada en la vía y, en buen número, detenida sobre la misma porque no querían abandonar una pieza de carne capaz de mitigar el hambre para una o varias jornadas.

Los usuarios llegaron cuando el gran bando de carroñeras estaba enfrascado en el aprovechamiento del gran verraco y en plena guerra de todas y cada una de las aves por meter el pico y sacar tajada.

Los trabajadores daban fe en su filmación del peligro que supone esta interposición de grandes necrófagas en la vía de comunicación y apuntaban a la conveniencia de dar aviso a la Guardia Civil del suceso.

Otros camioneros que se dirigían hacia Portugal en los mismos momentos de festín también se vieron en la obligación de detenerse en la vía y, según fuentes locales, alertar a otros conductores de la presencia de las aves en la calzada.

La importante población de buitres que tiene su refugio en los cañones del Tormes y el Duero es más que conocida en la zona sayaguesa porque un día sí y otro también sale de los cantiles al levantar el día para planear sobre el territorio en busca de cadáveres de ganado doméstico o, como es el caso, de animales silvestres como el jabalí que han perdido la vida a consecuencia de una colisión o víctimas del balazo de alguna montería, de la que consiguieron salir heridos para luego morir en pleno campo.

Esta situación avifaunística tiene además su repercusión en las consecuencias de la siniestralidad según ponen de relieve fuentes de la zona, que reparan en asunción de responsabilidades en el caso de que tengan lugar accidentes, en días de niebla o de escasa visibilidad. Ponen de relieve la conveniencia de retirar sin tardanza a los jabalíes o grandes cadáveres depositados en las cunetas o márgenes de las carreteras para evitar conflictos añadidos a los ya de por sí litigiosos casos registrados en los viales, donde, de acuerdo a ciertos requisitos, pueden ser responsables los conductores, los titulares de los cotos o de los aprovechamientos cinegéticos o la propia Administración. Cuando las víctimas son animales de pequeño tamaño el aprovechamiento corre a cargo de otras aves.