Cuenta la leyenda que, coincidiendo con el Año Nuevo, los diablos salen de su guarida en los boscosos parajes de la Sierra de la Culebra para pedir el aguinaldo. Diablo Grande y Chiquito irrumpen en las calles de Sarracín con sus tenazas y su pica. Son dos de los personajes que conforman la tradicional mascarada de "Los Diablos", con una ancestral puesta en escena donde la Filandorra, el Rollón, el Galán, la Dama, el Molacillo, el Ciego, el Hombre del Saco y los músicos toman vida protagonizando bromas y arremetidas por las calles del pueblo.

Un sol espléndido acompañaba ayer a este ritual del primer día del año con la petición del aguinaldo como uno de los momentos estelares. Los vecinos abren las puertas de sus casas para contribuir y con esta tradición y contemplar después la función de los enmascarados que tiempo atrás se prolongaba durante todo el día, cuando los pueblos rebosaban de vida. Hoy, la voluntad de los jóvenes ha permitido que no se pierda una de las mascaradas de invierno de referencia en la provincia, especialmente desde que hace 30 años se apostara por la recuperación de "Los Diablos" salvando del olvido la singular Obisparra alistana.

Persecuciones, saltos y danzas impregnaron de colorido una de las fiestas de referencia en Sarracín de Aliste para la puesta en escena de una trama tan ancestral como singular.