No iba para cocinero. Estudió arquitectura técnica, pero la complicada salida laboral viró el rumbo de David Tejedor Valle y eso le permitió reencontrarse con la afición que le atrajo desde niño mientras contemplaba a su madre entre los fogones.

Y es así como este joven de 32 años se hizo cocinero en la Escuela de Hostelería de Salamanca, labrándose una prometedora carrera que ya empieza a dar sus frutos. Acaba de ganar el primer premio de la modalidad de Cocina Creativa (Categoría A, correspondiente a primeros y segundos platos) en la XIX edición del Certamen Jóvenes Creadores de Salamanca.

Su plato, "Carbonara Castellana", una sopa de ajo elaborada con un toque vanguardista, gelatitizada e incorporando tallarines y miga de jamón, fue el mejor valorado por un jurado de expertos que destacaron el alto novel y la originalidad de los platos presentados. "Traté de dar un aire moderno a un plato tradicional" explica David Tejedor desde Salamanca, donde trabaja como segundo cocinero en el restaurante "El Alquimista".

Antes pasó por un prestigioso hotel de la ciudad charra o en un restaurante gaditano acreedor de tres estrellas Michelín.

En el concurso de Jóvenes Creadores a la segunda fue la vencida. El joven sayagués se había presentando en una edición anterior quedando cuarto. "Tenía la espinita clavada y volví". El premio no ha hecho más que consolidar su verdadera vocación y estimular un trabajo que requiere grandes dosis de creatividad, mucha entrega en un oficio harto competitivo "y muy sacrificado, porque mientras los demás se divierten tú tienes que estar trabajando".

Pero puede más el gusto por la cocina que mamó de su madre, Clara Isabel, que todos los sacrificios. "Me encantaban los platos tan buenos que preparaba, en casa hemos comido muy bien siempre y cuando me fui a vivir solo ya te tienes que buscar la vida y la afición fue a más" cuenta este hijo de ganaderos que como tal el plato estrella en Almeida siempre ha sido el lechazo.

David sabe que ha optado por una profesión en pleno apogeo, que crece día a día de la mano de afamados cocineros convertidos en auténticas estrellas. Pero lejos de los galácticos hay toda una legión de buenos profesionales, entre los que aspira a situarse este joven sayagués. Por eso, aunque no se lo ha planteado "y todavía me queda muy lejos", no le hace ascos a la posibilidad de aspirar a los exitosos concursos televisivos de cocina. "Nunca se me ha puesto nada por delante, así que no descarto nada" comenta todavía impresionado con el eco que ha tenido el premio entre los medios locales.

De momento David sigue aprendiendo y haciendo sus pinitos desde la cocina de un restaurante salmantino. Tentadora la pregunta ¿el plato preferido?, "el pan porque es el alimento más básico y se merece el derecho a ser el plato por excelencia porque vale para todo". Personalmente le gusta comer "de todo" y apuesta por una cocina que no pierda el concepto de lo tradicional. "Sin tradición no puede haber vanguardia, sin la base es imposible hacer grandes cosas".