En Aliste, Tábara y Alba el cochino había y ha de tener más de un año: nacer en septiembre u octubre del año anterior. En tiempos de la nobleza traía consigo un gran y grave problema. Marquesado de Alcañices, Condado de Alba de Aliste y Marquesado de Tábara les cobraban a los alistanos, tabareses y albarinos "La Martiniega", pero no con dinero, sino en especie: cerdos, cabritos, gallinas y corderos.

Coincidiendo con San Martín (día adelante, día atrás) los "Señores" enviaban a su cobrador que obviamente al entrar en la cuadra, la corteja o la parición iba directo a buscar la mejor gallina, cerdo o cordero . La voz se corría y nada mas que recaudador salía del Castillo de Alba de Aliste o de los Palacios de Tábara y Alcañices, las familias sacaban los cerdos más lustrosos y cuando llegaba el cobrador elegía, lo mejor, si, pero de lo peor. Los mejores se tiraban varios días y noches a la intemperie entre las sierras. Abejera, Valer, Gallegos del Río y Puercas los ocultaban en el paraje de "Las Fraguas", entre las "Tres Sierras" donde se alimentaban y podían beber agua en Val de la Mujer.

La matanza casera fue clave contra el hambre y la miseria vividas durante la Guerra Civil y la posguerra. Pocos recursos y muchas familias numerosas. Llegó a primar la cantidad por la calidad. Los alistanos llegaron a cambiar a pelo un jamón curado por un tocino porque este era más grande y daba para más: "Hoy día un jamón bien curado no se cambiaría ni por 30 toci