Exseminaristas de La Bañeza y Astorga protagonizarán el sábado, día 1 de diciembre, en Astorga una concentración "contra la pederastia en la Iglesia". Se trata de la segunda protesta que lleva a cabo este grupo, creado a raíz de la denuncia de quien fuera uno de sus compañeros, F. L., contra el sacerdote y ex párroco de Tábara, José Manuel Ramos Gordón.

Los últimos escándalos de abusos sexuales a menores que han salpicado a la Iglesia han reavivado la indignación social y movilizado de nuevo al colectivo de exseminaristas. Fue en febrero de 2017 cuando este grupo hacía historia protagonizando la primera protesta de ex alumnos de seminarios religiosos ante un Obispado, en este caso el de Astorga, del que dependen los centros donde han saltado al menos tres casos de abusos sexuales.

Los propios manifestantes vaticinaron que el caso de F. L. era "la punta del iceberg, vendrán más denuncias", a la vez que reclamaban una investigación "exhaustiva" sobre lo ocurrido en los antiguos seminarios de Astorga y La Bañeza, y el colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria durante los años 70 y 80.

El primero en denunciar las prácticas delictivas fue F. L. con una carta al Papa relatando el infierno que les hizo pasar el sacerdote José Manuel Ramos Gordón a él y a su hermano gemelo durante el curso 1988-1989, cuando tenían 14 años, propició la apertura de un procedimiento administrativo penal instruido por la Diócesis de Astorga. Tras la declaración del propio acusado admitiendo los abusos sexuales y de otros sacerdotes educadores en el seminario de La Bañeza ratificando los delitos, la resolución canónica fue la imposición de una pena de "privación del oficio de párroco durante un periodo no inferior a un año".

Sin embargo, la salida del caso a la luz pública y la indignación que provocó en la víctima y en la sociedad la condena "ridícula" al pederasta de un año apartado de las parroquias, llevó posteriormente a la jubilación del sacerdote de su labor pastoral.

Y al igual que F. L. se animó a denunciar las agresiones sexuales sufridas de niño tras conocer los pasos dados por un joven de Granada contra el clan Romanones, él mismo fue el desencadenante de otra denuncia de un ex alumno del colegio diocesano Juan XXIII de Puebla de Sanabria, donde Ramos Gordón fue educador antes de su traslado a La Bañeza. Fue un zamorano, hoy adulto, quien puso los hechos en conocimiento del Obispado de Astorga, que abrió de nuevo un procedimiento y volvió a determinar la culpabilidad del ex párroco de Tábara, esta vez con la pena de confinamiento del sacerdote en un monasterio fuera de la diócesis.

Pero a diferencia del caso de F. L. donde el pederasta admitió los hechos, se mostró arrepentido y acató la pena, con la denuncia del ex alumno del Juan XXIII, Ramos Gordón ha recurrido la resolución, razón por la cual permanece en la Casa Sacerdotal de Astorga a la espera de la decisión sobre el recurso.

El tercer caso de pederastia que salpica a la Diócesis de Astorga afecta a otro sacerdote ejerciente en parroquias de Orense, A. S. C., al que ha denunciado el exseminarista leonés Emiliano Álvarez. Un proceso que está a la espera de resolución, una vez que el Obispado ha remitido las conclusiones de la investigación a la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma.

Por otro lado, tras iniciativa de F. L. que ha conseguido la primera sentencia canónica por un caso de pederastia en el seno de la Iglesia de Castilla y León, su batalla se centra ahora en lograr la reparación por los daños sufridos, en la misma línea que ocurre con otras diócesis del mundo. El intento frustrado de que el Obispado de Astorga le facilitara el expediente de su proceso le ha llevado a reclamarlo directamente a la Congregación para la Doctrina de la Fe, con sede en el Vaticano.