Pilar Cisneros nació en Mahíde, fue una de las alumnas que inauguró el colegio de concentración, con casi 300 alumnos de la zona. Hoy quedan 5 y ninguno del pueblo. Esta periodista de radio, galardonada con la Antena de Oro 2018 Antena de Oro 2018, es hija de la emigración, como tantos alistanos que buscaron futuro fuera del pueblo. Hoy, desde la distancia aunque sin perder el contacto con Mahíde, donde vive su familia, observa el drama de la despoblación con "mucha preocupación". Quizá por ello se propone aprobar una "asignatura pendiente" e "intentar hablar mucho más de Zamora", implicarse más con una tierra "que abandonas por mil razones pero es la tuya, tenemos que apoyarla".

-Antena de Oro 2018, nuevo reconocimiento a una carrera vinculada por completo a la radio que viene precedido de otros premios, dos Antenas de Plata y el Marconi, ¿qué ha significado en este momento profesional?

-Me ha hecho mucha ilusión porque quiere decir que no importa cuántos años lleves en un sitio ni en tu carrera, esta profesión está llena de oportunidades. Lo bueno que tiene es que sea cual sea el momento profesional, hay que trabajar con ilusión, pensar que no has hecho todo en absoluto porque siempre se puede aprender, hacer cosas nuevas. En el fondo es una profesión que te permite ir siempre hacia adelante, por eso me ha hecho tanta ilusión que me lo den ahora.

-Son más de veinte años frente a los micrófonos de la Cope, siempre fiel a la radio ¿no le ha tentado cambiar?

-No porque han sido años de oportunidades, he podido hacer el mediodía las dos temporadas pasadas, que ya me pareció un reto fantástico. Y este año el programa de la tarde, cuatro horas en directo, diario, con todo lo que supone, me parece un privilegio. Todo se lo debo a esta casa, que sigue confiando en mi, a toda la gente con la que he trabajado, muchos profesionales muy diferentes a lo largo de todos estos años y al final vas aprendiendo de todo. Y hay un momento en que dices, todavía puede hacer cosas nuevas, puedo ir hacia adelante.

-Vamos que de quemada nada, pese al desgaste del oficio

-Para nada. Vamos a ver, el trabajo es duro, hacemos muchísimas horas, pasamos por momentos buenos y malos, pero es que a mi me encanta. Es una profesión que te permite estar aprendiendo siempre porque tienes la oportunidad de hablar con gente de todo tipo, con lo cual siempre estás aprendiendo. Además te permite no solo estar al día sino ir más allá. Así como para otras cosas de mi vida no soy tan positiva, soy muy castellana, muy de Zamora y muy realista, sin embargo par la profesión solo pienso en disfrutar el momento y si hay algo que no ha salido bien mañana será mejor.

-¿Piensa entonces que no corren tan malos tiempos para el periodismo?

-La profesión lleva en un momento difícil desde hace bastante tiempo, no solo porque la crisis ha golpeado también a los medios de comunicación, es verdad que a unos más que a otros. La radio, a pesar de todo, se ha mantenido bastante a flote, pero hay gente que lo pasa muy mal porque los periodistas estamos muy mal pagados en general.

-Y en un momento de muchos desafíos e incertidumbres por el impacto de las redes sociales y el "culto a la velocidad".

-El periodismo se está transformando, nos guste o no; es nuestra labor combatir las "fake news" (noticias falsas), contrastarlo todo. Pero a la vez hay que estar atento a todo lo que pasa, ya no te puedes dormir en los laureles, tienes que estar ahí. Muchos no hemos nacido con las redes sociales, con la digitalización y no te queda más remedio que aprenderlo y salir adelante. Puede que la profesión esté en crisis, pero no es puntual de ahora, y a la vez se abren nuevos caminos, ¿a dónde nos van a llevar,? No lo se. Pero hay que estar ahí, con todo el bagaje que te da experiencia.

-¿Acaso la radio se ve menos afectada por la transformación de las nuevas tecnologías?

-La radio tiene la ventaja de que no interfiere en la mayor parte de las tareas mientras la escuchas. Es un medio súper directo que, a parte de informar, acompaña muchísimo. Formación y entretenimiento son los pilares fundamentales. Pero también la radio se está desarrollando muchísimo a nivel digital, el crecimiento de la web es inmenso, la nueva manera de escuchar a través de aplicaciones y teléfonos móviles. Se está diversificando y hay que estar ahí, aunque es verdad que en España siempre ha habido mucha cultura de radio.

-¿Cuál es la razón?

-Porque entretiene, acompaña e informa, lo junta todo y encima no interfiere en lo que estés haciendo; en ese sentido tiene mayor penetración. El tema es cómo atraes a la gente joven; una manera es a través de las nuevas tecnologías, los medios digitales y otras formas de escuchar la radio como los podcast. La transformación es tremenda y hay que estar ahí porque sino te quedas fuera.

-Pero a la vez sin perder el objetivo de llegar a la sociedad, que se sienta partícipe ¿no?

-Es un esfuerzo del equipo, hay que llegar a la gente, intentar esa empatía, ponerte en el lugar del oyente. Cómo lo cuento para que al que me está escuchando le llegue, contar historias que le interesen a la gente. Ponerte en el lugar del oyente es un ejercicio que hay que hacer todos los días.

-Siempre ha trabajado en Madrid donde se adivina una jungla para ejercer el periodismo, muy diferente a la cercanía de la radio más local.

-Yo he estado mucho tiempo trabajando en la emisora en Madrid y creo que lo local interesa muchísimo, es fundamental en el periodismo. Pueden ser importantes las grandes historias pero al final nos interesa lo que está pasando en el barrio o en el pueblo más cercano.

-El periodismo es un faro fundamental en la sociedad, pero los propios periodistas en ocasiones somos nuestros peores enemigos ¿no cree?

-Si nosotros mismos no creemos en nuestra propia profesión vamos mal. Los periodistas tenemos que creer en lo que hacemos porque le estamos ofreciendo a la gente una información, somos un filtro ante tanta maraña de noticias. Es cierto que ahora cualquier persona que está en un pueblo, aislada por la nieve, con un móvil se pone en contacto con un medio, lo cuenta y denuncia que nadie va a rescatarlos. El que alguien pueda dar esa información, lo ponga en Twitter o Facebook y de repente todo el mundo se entere, no significa que no tiene que haber una labor periodística después para contrastar las cosas y ponerlas en orden. Nuestra labor es fundamental y encima ahora, con las "fake news", nuestra obligación es comprobar los hechos y filtrar para que cuando se lo cuentes a tus oyentes o a tus lectores, sepan que es una información veraz. Porque entonces sí que no haríamos falta, cualquiera podría contar lo que le dé la gana. El periodista tiene que dar credibilidad y sinceramente creo que en general la damos.

-¿Cómo llega a este oficio una estudiante de Mahíde, qué generó el gusanillo?

-Me gustaba mucho todo lo que tenía que ver con la historia y la arqueología y también me gustaba escribir. A partir de ahí una cosa o la otra, sabía que tenía que hacer periodismo o arqueología. También creo que las lecturas de cuando eres pequeña te llevan un poco a decidir lo que quieres ser de mayor y al final, entre las dos opciones, vi bastante claro que me apetecía hacer periodismo. Entonces me vine a Madrid, a la Complutense y empecé en una pequeña radio musical en la periferia donde ponía música haciendo dedicatorias. Después me dieron la oportunidad de pasar a la radio convencional, que me apetecía porque empecé a hacer cosas nuevas.

-Y ya no salió de Cope, siempre en la radio, aunque la transversalidad que nos imponen los nuevos tiempos le ha llevado a hacer incursiones en televisión.

-Sí, en Cope ahora tenemos Trece pero en sus orígenes fue Popular Televisión, dónde hice un programa que se llamaba "Pongamos que hablo de Madrid"; me gustaba mucho hacer televisión pero al final me quedé en radio, donde estoy encantada. Siempre me ha gustado muchísimo, no he echado de menos escribir en un periódico ni ninguna otra cosa porque la verdad es que la radio me ha llenado por completo profesionalmente, por eso siempre digo que me siento una privilegiada.