"Espero que esto no se quede en una declaración de intenciones". F. L., víctima reconocida por la Iglesia de los abusos sexuales cometidos por el sacerdote José Manuel Ramos Gordón, da la bienvenida al anuncio del Gobierno de modificar el Código Penal para que estos delitos no caduquen legalmente. La vicepresidenta y ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo, confirmó ayer en el Vaticano que el Gobierno modificará el Código Penal para conseguir que los abusos sexuales a menores sean "imprescriptibles".

El borrador de la futura Ley de Violencia contra la Infancia, que realizaron expertos y ONGs, proponía que el plazo de prescripción de estos delitos comenzara a contar a partir de que la víctima cumpliese 50 años. Actualmente el tiempo empieza a correr desde los 18 y se prolonga 15 años en el caso de los delitos más graves, es decir, cuando la víctima ha cumplido los 33 años. Ayer desde el Gobierno no se precisaba el alcance de la medida trasladada al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.

El exseminarista que consiguió una resolución canónica a su favor tras reconocer que Ramos Gordón había abusado sexualmente de él apela, más allá de la reforma legal, a que "todas" las víctimas "sean reconocidas y reparadas porque la Iglesia tiene que hacer cumplir las responsabilidades de quienes cometieron los delitos y quienes los encubrieron".

F. L. considera que la reforma del Código Penal, anunciada al término de la reunión entre la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo y el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, "llega un poco tarde, llevamos más de 40 años de libertad y muchísimas víctimas sufrimos los abusos durante la democracia, en un Estado de Derecho; una de las mayores catástrofes se ha producido entre los años 80 y 90, cuando los seminarios estaban llenos de chavales". En su caso los hechos ocurrieron en el curso 1988-1989 cuando F. L. y su hermano gemelo, con 14 años, cursaban 8º de EGB en el seminario menor de La Bañeza, dependiente del Obispado de Astorga.

"Mi primer objetivo cuando denuncié los hechos era que nunca más otros niños pasaran por el infierno que vivimos mi hermano y yo, si las leyes cambian habrá más amparo, algo habremos conseguido, aunque la Iglesia continúa con su ocultismo y sin dar un paso para reparar el daño que causaron miembros de esta institución". No obstante considera que la reforma legal ampliando los plazos de prescripción de los delitos "allana el camino para que las víctimas se animen a denunciar". En la reunión con Carmen Calvo, el secretario de Estado del Vaticano ha trasladado "su preocupación, compartida por el Gobierno, por dar justicia a las víctimas de abusos y prevenir estos hechos en el futuro". "¿Qué entiende la Iglesia por dar justicia, acaso se plantean una reparación? porque sino siguen encallados y sin haber entendido nada. Primero que indemnicen y luego que hablen de perdón". F. L. reivindica además "un control legal" sobre los procesos que abre la Iglesia porque "nadie controla nada, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, a mi me metieron como un cordero degollado, sin abogado ni defensa ninguna y al final el proceso fue una burla. La Justicia civil debe tener capacidad de intervenir porque somos ciudadanos contra los que se ha cometido un delito y nos vemos totalmente indefensos".