El Sínodo de los obispos que durante 25 días se ha reunido en el Vaticano para debatir sobre los jóvenes ha elaborado un documento final en el que se plantea una toma de conciencia de la necesidad de mayores esfuerzos para acabar con los abusos sexuales en el seno de la Iglesia, informa la agencia Efe. Un asunto que, según recoge la agencia AFP, divide a los obispos del mundo en cuanto a la urgencia a la hora de afrontar el problema, ya que los asiáticos y africanos "mostraron un interés comedido" al percibirlo como un "problema occidental" que representa un nuevo contratiempo para el papa Francisco.

El sínodo, que ha reunido a 267 cardenales, obispos y patriarcas cristianos de los cinco continentes, estuvo dedicado a los jóvenes, los más sensibles ante los crímenes sexuales cometidos por el clero. Ante la indignación creciente por este problema, el papa Francisco anunció a principios de octubre una serie de medidas para hacer frente a la cultura del silencio que impera en la Iglesia en Europa, Estados Unidos, América Latina o Australia. Éstas también afectarían a la jerarquía católica.

"Tanto los abusos como su silencio no pueden continuar siendo tolerados y deben ser tratados de otra forma por los obispos que los cometieron o aquellos que los silenciaron, ya que dan una imagen del clero inaceptable", aseguró Francisco, tres días después del inicio del sínodo. El papa también pidió una investigación en los archivos del Vaticano ante las acusaciones de un prelado italiano de haber omitido él mismo las advertencias que le llegaban sobre un cardenal estadounidense, acusado de ser un depredador sexual.

Tras la conclusión de esta asamblea mundial, todas las miradas se centran ahora en la reunión excepcional prevista para finales de febrero en la que todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo tratarán de forma específica la protección de los menores. Según recoge AFP, el presidente de la conferencia episcopal irlandesa, Eamon Martin, algunas Iglesias en el mundo prefieren obviar este problema y no le han dado suficiente importancia. Por este motivo, confía en que la reunión de febrero "servirá para que haya más países que tomen en serio esta cuestión".