La carretera de Porto, ZA-102, recibía ayer a los asistentes a la última feria de Ganado del año "sin máquinas y sin carretillas", tan solo con unos cientos de metros desbrozados y allanados de tierra repartidos por los 28 kilómetro de la carretera, para justificar y no dejar en mal lugar el anuncio de la Junta de que las obras había empezado.

La Feria de Granado congregó a un centenar de reses, aunque con la ausencia de compradores en el ferial. Las reses apuraban su manutención en las sierras y tienden a bajar a cotas más bajas, máxime en días como el de ayer cuando los vecinos se levantaron y vieron las primeras escaramuzas de la nieve y el frío en los altos del Bibey. Las ventas de ayer estaban apalabradas desde el País Vasco por teléfono y con vistas a embarcar en pocas fechas.

La Alianza anunció un fin de año con movilizaciones por la precariedad de la atención sanitaria que alcanza de lleno al Centro de Salud de Lubián, con el traslado de un médico de Área a Puebla, dejando a la Alta Sanabria con dos. Esta semana, en Porto de los tres días de consulta solo se ha habido médico dos días. El próximo sábado está convocada una nueva manifestación en Puebla de Sanabria, para reclamar médicos en los tres centros de salud de la Comarca, Puebla, Lubián y Mombuey.

Soto abrió su intervención con una crítica a las obras de la carretera que han consistido en "unos escarbaderos de las gallinas" en palabras del representante comarcal de COAG, José Manuel Soto, los famosos apartaderos.

La Alianza reunió ayer a unas 60 personas en el ferial para reclamar una carretera digna y anunciar nuevas movilizaciones, además de invitar a los vecinos a realizar el seguimiento semanal de las obras. El anuncio del comienzo de las obras pilló desprevenido a todos los residentes "y tuve que pedirle a un vecino de Barjacoba que mirara a ver si habían empezado las obras. Lo último fue preguntarle al Consejero que a qué Porto había mandado las máquinas".

Soto recogió la lista de prioridades para la Alta Sanabria, además de la carretera, "más médicos y más guardias". La Alianza recordó a la Junta que "estamos vendiendo un parque natural, una reserva de la Biosfera, un turismo verde, pues tendremos que tener una carretera para que puedan venir al valle". Soto recalcó que el futuro de la capital es el mismo de los pueblos "Zamora vive de los pueblos, si los pueblos se mueren, Zamora se muere". Recordó a los alcaldes su obligación de luchar por los intereses de sus vecinos y en particular porque se mantengan los consultorios y los médicos.

El representante de UPA, Pedro Fernández, ridiculizó las obras ejecutadas y que la empresa pida el pago de los ejecutado hasta ahora "si es necesario yo subvenciono las obras que se han hecho hasta ahora, en un semana cuatro horas de trabajo". Para Fernández ya no se trata de que "los sanabreses pidamos derechos, los sanabreses exigimos nuestros derechos".

El presidente de la mancomunidad Alta Sanabria, Felipe Lubián, evaluó en números la obras de la carretera, mientras que en los 500 metros del tramo de la Autovía al casco urbano de Lubián, se destinarán 250.000 euros "para los 28 kilómetros de la carretera de Porto se van a emplear 3 millones". Con el mismo razonamiento matemático argumentó que serían necesarios los 11 presupuestados anteriormente, que se aproximan a los 14 millones que resultan de la operación matemática.

"Esperpéntica" ambulancia

Los alcaldes de la Alta Sanabria mantendrán una reunión el miércoles con el Delegado de la Junta, Alberto Castro, para rechazar el traslado de uno de los médicos de Lubián a Puebla, como primer paso en la movilización, y donde no se descarta un encierro de protesta en el Centro de Salud de Lubián. De los tres médicos que había, ahora solo quedan dos. La propuesta de mantener una ambulancia a la puerta del centro de Salud para suplir al médico de guardia raya lo esperpéntico "nosotros dentro del centro y el médico durmiendo en la ambulancia", ironizó Felipe Lubián.

El concejal de Porto, Francisco Blanco, hizo una defensa de las pequeñas cosas "como nuestro patrimonio" y concretó en los vestigios arqueológicos de "las rejas de la antigua cárcel", que no se llegó a utilizar pero que son un valor arqueológico importante para el pueblo, ya que se pretendió dar a un chatarrero. El vecino Miguel Tomás apeló a "defender al pueblo" por encima de los partidos y las ideologías políticas.