Detrás de la sombra que muestran las fotografías hay un ser humano frágil, que se desmorona cuando habla de su horror, los abusos sexuales cometidos por el sacerdote José Manuel Ramos Gordón contra él y su hermano gemelo (fallecido) durante el curso de 8º, cuanto tenía 14 años. Pero a la vez emerge un hombre con la fortaleza suficiente para "llegar hasta el final", para que ningún niño más pase por el horror que ellos vivieron. Este es su testimonio.

-¿Cómo se encuentra?

-Sinceramente no muy bien.

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 1

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 1

-Es evidente que está pagando un alto precio personal por esta batalla para denunciar los abusos sexuales que usted y su hermano sufrieron de niños.

-Sí, cada vez me derrumbo más, me dan más ganas de tirar la toalla, pero al mismo tiempo saco fuerzas porque tengo que seguir.

-Supongo que contaba con que el camino no sería fácil.

-Bueno no imaginé que fuera tan difícil, que fueran tan tozudos para no entender algo así. Pero para mí es más difícil tirar la toalla que seguir; aunque a veces pienso en tirarla, algo no me deja.

-¿Cuándo empezó a plantearse que los abusos sexuales sufridos de niño ya no podían seguir más tiempo silenciados?

-Fue en el año 2014, el detonante fue el caso de Granada porque comprobé que eso seguía ocurriendo y había un montón de sacerdotes implicados. Y me recordó mi caso, que abusador solo hubo uno pero implicados estaban todos. Mi familia también me animó y, con mucha incertidumbre y bastante miedo, me lancé. Y con la convicción de qué si lo hacía llegaba hasta el final.

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 2

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 2

-¿La experiencia del chico de Granada que escribió al papa le hizo pensar que a usted le ocurriría lo mismo?

-Sí claro, pero era difícil. Quizás el papa Francisco ha influido, aunque creo que no está haciendo lo suficiente desde luego ha hecho más que otros. En los años de atrás, con los papados que ha habido, yo veía inviable denunciar.

-Cómo vivió todo ese periodo de 25 años desde que sufrieron el infierno en el seminario de La Bañeza

-Eso está ahí siempre, lo que pasa es que, bueno, los días son muy largos, los meses, los años y tienes que vivir, tienes que trabajar, hacer por tirar para adelante, por ilusionarte con otras cosas. Pero eso está ahí presente siempre claro y hasta llegas a plantearte que va a quedar ahí oculto para siempre. Mi hermano lo tenía clarísimo y de hecho ha ocurrido que con él no se hizo justicia y yo también pensaba que nunca se iba a saber la verdad.

-Entonces decidió escribir una carta al papa, una carta que se quedó en pinceladas respecto a lo que realmente tenía pensado contar.

-Sí, mi carta inicial era bastante más extensa. No solo hablaba de los abusos sino también de los castigos que nos infligieron tras denunciarlos, todo eso lo quité porque era una carta muy extensa, de 25 folios. Pero la carta que envíe sí era bastante completa porque contaba un poco todo: nombres, apellidos, intenté incluir los abusos y los maltratos psicológicos, los castigos... Creo que quién la leyó enseguida comprendió que lo que vivimos fue un horror.

-¿Cómo valora la instrucción del proceso?

-Tengo que ser sincero al decir que al principio creí que estaban haciendo bien las cosas, me lo creí de verdad. Pero luego, cuando llegó el cambio de obispo, el proceso estuvo parado, a mi nunca me informaron de nada. Con Juan Antonio Menéndez las cosas cambiaron significativamente. El proceso fue una auténtica burla.

-De momento se ha llevado por delante al vicario judicial que instruyó el procedimiento.

-Sí, parece ser que lo han cesado y cambió bastante el proceso, y el vicario judicial también cambió.

-¿Decidió denunciar los abusos sexuales para sacar dinero?

-No, nunca lo hice por dinero, de hecho lo pongo en mi carta al papa. Se me encendió esa luz; pensé, igual creen que lo hago por dinero y tuve la precaución de dejar por escrito buscaba la verdad y sobre todo reponer el nombre de mi hermano y su honor. Eso era lo principal, pero luego el proceso fue bastante catastrófico, no me dejaron otra opción, me enfadé y pedí dinero.

-Hasta el obispo de Astorga

-Sí se sorprendió, pero es que a mí nadie me informó de que tenía que llevar un abogado. Me llamaron de la diócesis de Astorga y cuando me presenté tuvimos una reunión con el vicario bastante larga, de tres horas y media, donde me comentó que no iba a levantar acta y como vi buenas intenciones, pues a mí no me importó. Me explicó muchas cosas del proceso que luego no se cumplieron. Después fui a una segunda reunión, que fue mi declaración con el vicario judicial y el notario. Una declaración prácticamente redactada por el vicario judicial, me tenían acorralado entre los dos porque estaba prohibido entrar en esa sala, no permitían entrar a nadie más que a mí. Se pueden imaginar la situación.

-¿Sintió indefensión?

-En la primera reunión no, puedo decir que fue hasta agradable si cabe. Pero en la segunda reunión ya sentí que estaban manipulando algo.

-En un momento del proceso le dicen que no fue lo suficientemente explícito a la hora de solicitar una reparación ni al explicar todo lo que les hizo Ramos Gordón y el trato posterior que recibieron en Astorga y La Bañeza. ¿Le costaba contar las cosas más duras?

-En esa reunión básicamente el vicario dijo que con lo que estaba en mi carta ya no hacía falta repetir, entonces empezó a hacer la declaración. Duró bastante tiempo, como 2 horas y media largas, y luego llegó la última pregunta, que era la más difícil para mí y supongo que para ellos también. Me preguntaba el vicario judicial que qué pedía, lo hizo en varias ocasiones y yo era incapaz de contestar. Ante su insistencia yo sabía por donde iba, entonces me cabreé y le dije que no iba a poner una cantidad de dinero porque la infancia de mi hermano y mía no tenía precio. Dijo que si me ofrecía 50.000 euros me podía sentir ofendido, yo ante esa afirmación pregunté que si estaban hablando de una reparación económica y los dos dijeron: "claro". Entonces con la afirmación que me había hecho el vicario judicial y la pregunta que yo hice, para que quedara claro como el agua, para saber de lo que estábamos hablando, le empecé a hablar de cantidades de reparación que había habido por ejemplo en Estados Unidos, que eran millonarias. Y el vicario judicial dijo "entonces podemos poner como en otras partes del mundo" y dije vale. Luego el notario pidió la palabra y al hablar yo de cantidades en Estados Unidos dijo que no existían tablas para cuantificar eso, como queriéndome decir que eso eran acuerdos. Lo dejamos así y el vicario judicial dijo "fíate de estos dos curas", entendí con esa afirmación que me iba a beneficiar, dejando claro siempre que yo no buscaba dinero y la pregunta económica la hicieron ellos, no yo. Así se quedó hasta que luego el señor obispo dijo que no había puesto una cantidad, y estoy de acuerdo aunque podía haber puesto la que yo hubiese querido porque me lo estaban preguntando, pero quedó fijado como en otras partes del mundo, por lo tanto creo que quedó claro.

-¿Qué pensó cuando el obispo de Astorga le dijo que había hecho chantaje al reclamar 300.000 euros después de que, como usted dice, el mismo vicario planteara la reparación?

-Ese día lloré, pegué patadas en las paredes. Creo que ha sido algo personal hacia mí porque él sabe que eso no es cierto, sabe que eso es mentira y no sé por qué lo habrá dicho y es otro ejemplo gigantesco de por qué ese señor no está preparado para proteger a los niños, porque se dedica a atacar a las víctimas. Nunca sentí el acercamiento de esa persona, lo que sentí en él es a ver cómo se quitaba esto de encima y creo que llegó un momento que hasta se lo creyó.

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 3

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 3

-¿Qué ha sido más decepcionante que no haya habido reparación o la pena que impusieron a su verdugo?

-Es decepcionante todo, porque con lo que pasamos mi hermano y yo durante un año entero, que ese señor lo pagara con una pena de un año me hizo bastante daño. Cuando abrí la carta con la sentencia para mí fue devastador, pero por otro lado pensé que tenía la verdad, reconocían todo, hasta mi verdugo reconocía los hechos. Aún así fue devastador leer el castigo que le imponían.

-¿Recordó a su hermano cuando decía que no tenían nada para demostrar los delitos?

-Mi hermano no tenía otra cosa en la boca, no se planteaba denunciar porque le daba miedo lo de las pruebas y enfrentarse a toda esa gente que nos hizo tanto daño.

-Una parte muy importante de la carta y de la denuncia son los encubridores, los que supieron y no hicieron nada, ¿le costó poner ahí ciertos nombres?

-Sí, me costó poner todos y cuando envié la carta a Roma no esperaba respuesta, más bien creí que me llamarían de un juzgado porque alguien me hubiera puesto una querella.

-Es duro pensar que alguien, sacerdotes en los que confiaban, no actuaran cuando les contaron las vejaciones y abusos a los que les sometía Ramos Gordón.

-Es algo que me cuesta hasta decirlo, que un niño vaya a pedir auxilio y no le ayudan me parece inhumano.

-Ramos Gordón continuó un año más en el seminario de La Bañeza, rodeado de niños.

-Sí, mi hermano y yo nos fuimos porque terminamos el ciclo escolar y él siguió un año más, y sé que hay más víctimas. Lo que pasa es que siguen teniendo pavor a presentarse como víctimas y me imagino que tendrán el mismo miedo que yo he tenido siempre porque careces de pruebas, por el qué dirá la gente o que lo haces por dinero. Al final la gente prefiere callarse, ése es el problema.

-¿Le ha decepcionado la falta de respuesta de otros chicos a los que les habría ocurrido lo mismo y no han actuado cuando usted has abierto un camino muy importante?

-Sí, pero lo entiendo, no denuncian pero yo lo comprendo. Es legítimo denunciar y es igual de legítimo no hacerlo porque hay que echarle mucho valor. No lo comparto porque estoy convencido de que si yo me voy a la tumba con esto me convertiría en el mayor encubridor. Así es como yo lo entiendo.

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 4

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 4

-Viendo la situación en la que se encuentra, insomnio, ansiedad, tristeza, se adivina el alto coste personal, ¿quizás hubiera sido peor el coste de estar callado, volvería a dar el paso?

-Sí lo volvería a dar. Es difícil, la gente te cuestiona y la pregunta del "por qué ahora" hace mucho. Lo hago ahora porque creo que las posibilidades son más grandes y ya está. Mi hermano lo denunció siendo un niño y mis padres, cuando se enteraron, también. Quizás no se llevó a un juzgado porque igual nos habrían partido más la cara.

-Pero sostiene que los abusos sexuales sufridos por los gemelos, usted y su hermano, al final eran de dominio público entre el clero de la zona.

-Sí, mi padre comprobó que los párrocos de la zona eran conocedores. Lo sabían todos, yo me he limitado a señalar con el dedo a los que puedo señalar, pero hay más encubridores.

-¿Alivió el nuevo castigo a Ramos Gordón por la denuncia de un ex alumno del colegio Juan XXIII de Puebla?

-Sí claro y espero que haya más denuncias. Como yo siempre he dicho la verdad al final se ratifica todo y agradezco mucho a esas víctimas que se adhieran a denunciar y a mis compañeros de entonces que salieron a dar la cara por mí. Eso no lo voy a olvidar nunca.

-Es la primera vez que se produce una manifestación a la puerta de un Obispado pidiendo justicia por los abusos sexuales del clero.

-Sí y con gente con la que no había vuelto a tener contacto. Declararon que eran conocedores de lo que ocurría pero que no actuaron por su inocencia, yo no les echo la culpa de nada; probablemente ahí hay gente que es víctima y el gesto que tuvieron mis compañeros es mucho más válido que cualquier gesto que pueda hacer la iglesia católica universal.

-¿Ha visto alguno?

-Ningún gesto, lo único que veo es que intentan escurrir el bulto, no hacerse responsables de sus crímenes, buscar justificaciones, que ha prescrito...

-Ahora se crea una comisión antipederastia presidida por el obispo de Astorga, se redactan protocolos para evitar abusos sexuales

-Eligiendo al obispo de Astorga parece que quieren hacer más daño porque ese señor encubrió y tapó mi proceso; hizo lo que le dio la gana, puso la pena que quiso, protegió y atendió mucho más al verdugo que a la víctima; viven en la misma casa y comen juntos. Justificó en una ocasión que los hombres tenemos debilidades humanas para seguir protegiendo y amparando a mi verdugo. En esa comisión los niños no salen por ningún sitio y no creo que el obispo de Astorga esté preparado para protegerlos porque ya hemos visto que lo que ha hecho ha sido atacar a víctimas reconocidas.

-¿Considera entonces que es más una huida hacia delante?

-Esa comisión se reúne a puerta cerrada, quizás hablen de cómo contener lo que se les viene encima y sobre todo cómo evitar su responsabilidad. Yo lo tengo claro y sino al tiempo.

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 5

Entrevista a la primera víctima de pederastia del sacerdote Ramos Gordón. Parte 5

-¿Por lo que dice vaticina un aluvión de denuncias?

-No lo sé, no soy adivino, pero hay víctimas y les cuesta mucho dar el paso hasta que no se allane un poco el camino. Eso es lo que yo intento, que las víctimas empiecen a denunciar, pero no son tontas y si ven el calvario que pasan otros pues prefieren no dar el paso. Espero que la Iglesia cambie, aunque a la vez tengo mis serias dudas de que esto lo hayan ocultado durante décadas, hayan destruido a un montón de niños y que de repente quieran solucionarlo todo.

-Estamos viendo las noticias del mundo, de Chile, Alemania con la Conferencia Episcopal pidiendo perdón y abriendo una investigación o en Pennsylvania con la Fiscalía actuando ¿le da envidia de lo que está pasando fuera?

-No sé si envidia es la palabra, espero que eso llegue aquí porque es hacer justicia con todas las víctimas, da igual que sean de España, Estados Unidos o Chile porque todas hemos pasado por el mismo horror.

-¿Tiene esperanza en que las cosas cambien?

-No tengo esperanza, quiero equivocarme pero es que siendo niño vi tanta maldad...Y cuando empezamos con este proceso hubo un momento que creí que iba a ir bien pero luego para mí ha sido un infierno, distinto al de los abusos pero otro infierno. He vuelto a ver maldad, lo tergiversan todo, lo interpretan todo a su manera. El señor obispo me dijo que el caso estaba cerrado y yo estaba convencido de que tenía que seguir porque es lo que había explicado el vicario judicial en las primeras reuniones, que había que castigar a ese señor, que había que pedir explicaciones a los que encubrieron y luego habría un proceso de reparación.

-¿Y a partir de ahora qué?

-Seguiré luchando por varias razones. Una por mi hermano, otra por mi hijo y otra por los niños, para que no pasen por esto. Y si alguno pasa, que ocurrirá, lamentablemente ocurrirá, si le dejamos el camino más llano pues mejor. No voy a parar y se lo he dicho a la jerarquía eclesiástica, porque quiero hacer honor a mis palabras. No me voy a rendir, haré lo que esté en mi mano y sí alguien quiere ayudarme pues aquí estoy.

Las grabaciones del caso Ramos Gordón

Las grabaciones del caso Ramos Gordón