La sanidad de la fauna silvestre y de la ganadería doméstica, o la transmisión de enfermedades de una a la otra, es una cuestión que preocupa y ocupa en estos momentos la atención de administraciones, investigadores, organizaciones agrarias, cazadores y a los propios titulares de las explotaciones ganaderas o cinegéticas. Animales como el ciervo, la cabra montés, el jabalí y el tejón están en el punto de mira, y conceptos como sobreabundancia, densidades, cargas, desplazamientos, granjeos, biodiversidad, gestión de subproductos y control poblacional y sanitario están en boca de todos. Como lo están enfermedades como tuberculosis, aviar y, como gran amenaza, la peste porcina africana. Es acuciante la reclamación de soluciones a contagios y análisis positivos que pueden conllevar la pérdida de parte o de toda la explotación.

Especies silvestres y domésticas pisan los mismos suelos y herbazales, ronchan en los mismos pastos y son conocidos los niveles de medicamentos usados para curar animales domésticos que terminan por intoxicar campos y estómagos de animales silvestres.

El hombre busca soluciones con la gestión, y predadores como el lobo y especies necrófagas como el buitre adquieren un protagonismo reconocido porque reducen las poblaciones o quitan del escenario individuos poco o nada saludables. Todos los son válidos para saneamiento.

Especialistas y responsables de la Administración, del sector cinegético y de organizaciones conservacionistas abordaron el pasado junio la sanidad animal y fauna silvestre en una jornada desarrollada en Madrid. En sus ponencias abordaron cuestiones como, en el caso de Rubén Moreno, el funcionamiento de los ecosistemas y enfermedades, así como el papel del hombre. Dejó claro el experto en Medio Natural que "el desequilibrio en el funcionamiento de los ecosistemas está determinando la prevalencia de enfermedades emergentes", así como que "existen epizootias que aumentan sus prevalencias cuando los hospedadores son más abundantes". El gestor zamorano Antonio de José reparó "en el abuso de las sueltas y en la intensificación de la producción de granja", con casos de "eco-delincuencia". Otros intervinientes como José Manuel Jaquotot aludió en su ponencia al abandono del medio rural con el consiguiente crecimiento de la caza mayor. "Si nosotros nos vamos? ellos ocupan nuestro sitio" indicó.

El Gobierno maneja un borrador de decreto sobre el particular porque el problema exige la adopción de medidas. En el mismo se expone que "las enfermedades compartidas entre animales domésticos y silvestres, e incluso el hombre, pueden conllevar un impacto significativo en la salud pública, la sanidad de las poblaciones de animales, la economía y la conservación de la biodiversidad. De ahí que una forma de abordar las enfermedades con múltiples hospedadores debe abarcar medidas en todas las especies animales implicadas e incluir a todos los actores y sectores partícipes (administraciones, ganaderos, sector cinegético, asociaciones conservacionistas y comunidad científica)".

Pone de relieve que "la tuberculosis es una enfermedad compartida entre el ganado, la fauna silvestre y, esporádicamente la especie humana, en la que en los últimos años se ha evidenciado el importante papel que en la transmisión y mantenimiento de la enfermedad están jugando ciertos reservorios silvestres, cuya presencia puede ser uno de los factores que comprometen el progreso hacia la erradicación de la enfermedad en el ganado doméstico en determinadas zonas del país.

La Organización Mundial de Sanidad Animal (AIE) ha modificado el código zoosanitario para los animales terrestres de 2017 en lo que respecta a la tuberculosis, reconociendo que numerosas especies de animales domésticos y silvestres son susceptibles a la infección por el complejo Mycobacterium tuberculosis.

Destaca, así, que en España "gracias a las medidas de control y erradicación establecidas en la cabaña bovina y a la pasteurización sistemática de la leche, la importancia zoonósica de la tuberculosis no es tan elevada".

No obstante, "la existencia de poblaciones de animales silvestres que pueden actuar como reservorio de la enfermedad adquiere especial importancia en determinadas zonas, obligan a reconsiderar todos los factores implicados en la prevención, lucha, control y erradicación de la tuberculosis".

Las especies silvestres que actúan como reservorio de tuberculosis son suidos o sus hibridaciones y a los ciervos y/o gamos, al considerarlas como especies indicadoras de la infección por el complejo Mycobacterium tuberculosis.

Debido a ausencia de disposiciones normativas a nivel de la Unión Europea y nacional, la Administración cree justificado elaborar un marco regulador, que establezca las medidas sanitarias de prevención, lucha y control de la tuberculosis aplicable sobre especies silvestres que comparten el entorno natural con animales domésticos. El pasado año se acordó Plan de Actuación sobre Tuberculosis en Especies Silvestres (Patubes), calificado de pionero en este ámbito, al ser fruto del consenso de las distintas administraciones y de los sectores interesados. El Patubes supone un compromiso en el que se refleja la necesidad de implementar actuaciones conjuntas que mantengan un equilibrio entre la situación sanitaria, la actividad cinegética y la conservación de la biodiversidad.

El decreto recoge que "las medidas de actuación en especies silvestres deben ser proporcionales al riesgo de transmisión o mantenimiento de la infección que éstas supongan para otras especies silvestres o domésticas". Un riesgo basado en parámetros como los factores ambientales, la situación epidemiológica de la enfermedad en el ganado doméstico, la presencia o no de las especies silvestres que actúan como reservorio y los resultados de la vigilancia sanitaria en las mismas. El análisis epidemiológico y molecular de las microbacterias causantes de la infección, se indica, "brinda evidencias de una posible transmisión de estos patógenos entre el ganado afectado y la fauna silvestre". También se deben tener en cuenta otros factores de riesgo que alteran la densidad o agregación espacial de las poblaciones, favoreciendo las posibilidades de transmisión directa o indirecta o la susceptibilidad de los animales a la infección, como el sistema de manejo, tanto de los animales domésticos como de las especies silvestres presentes en los distintos tipos de explotaciones cinegéticas.

La provincia de Zamora está incluida en la región Patubes de riesgo de tuberculosis 3, como toda Castilla y León, así como las comunidades autónomas de Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja, Navarra y Murcia. Además de las provincias de Albacete, Cuenca y Guadalajara en Castilla-La Mancha; y las de Almería y Granada en Andalucía.

En todas las regiones Patubes se realizará la vigilancia anual de la tuberculosis en especies cinegéticas y de la fauna silvestre de acuerdo con el Plan Nacional de Vigilancia de la Fauna Silvestre. Los datos que se obtengan anualmente servirán para reevaluar la situación de riesgo de las diferentes provincias y comarcas o unidades veterinarias.

En ninguna de las regiones Patubes se permitirá el aporte de alimentación suplementaria de ningún tipo a las poblaciones naturales de jabalí, ciervo o gamo, salvo que se cuente con una autorización específica de la autoridad competente o salvo para el control de la población.

En estos espacios, según recoge el borrador del decreto, "puede aprovecharse la caza o limitarse a efectuar cuando es necesario un control de las poblaciones". Además, "en todos los supuestos anteriores se reforzarán las condiciones de bioseguridad de las explotaciones de ganado bovino, en especial en lo relativo a sus cerramientos; limpieza y desinfección de instalaciones; diseño, limpieza y desinfección de comederos y bebederos; y limitación de acceso de los animales silvestres a las instalaciones habitualmente utilizadas por el ganado".

El Gobierno de Castilla y León tienen mucho que decir porque, a través de las correspondientes órdenes de veda, establecerá unos umbrales de capacidad natural de carga de ungulados en los terrenos cinegéticos o espacios naturales, así como las metodologías de estimas de abundancia de estas especies. "Las comunidades autónomas exigirán que los planes técnicos de caza utilicen estos umbrales y metodologías de estimas de abundancia a la hora de su redacción o actualización".

En el caso de las poblaciones se sitúen por encima de la capacidad natural de carga de los terrenos cinegéticos o espacios naturales, la autonomías prohibirán por completo la alimentación suplementaria de las especies que superen los umbrales y deberán aumentar los cupos y/o periodos de caza hasta que dichas abundancias se ajusten a la capacidad referida. Estas medidas afectarán a municipios completos donde estén situados estos terrenos cinegéticos o espacios naturales y las medidas de control poblacional serán de obligado cumplimiento para los gestores del terreno cinegético o espacio natural, estableciendo la autoridad competente los mecanismos para dar cumplimiento a este control poblacional.