La Consejería de Agricultura y Ganadería identifica toda la 'macrocomarca' de Tierra de Campos en las provincias de León, Palencia, Valladolid y Zamora y la zona burgalesa de Pisuerga como el área de actuación de la estrategia permanente de lucha contra los topillos, al considerarla como una zona "especialmente sensible a esta plaga". No obstante, y según informaron a Ical fuentes del departamento dirigido por Milagros Marcos, el hecho de que se haya definido este ámbito de actuación no implica que en el resto del territorio el topillo no se puedan aplicar esas meidas cuando el roedor suponga un problema.

Así lo establece la propuesta definitiva de la orden de aprobación de la Estrategia de Gestión Integrada de Riesgos Derivados de la presencia del roedor en la Comunidad, y que plantea una gestión "continuada". El documento establece cuatro niveles de riesgo: verde, amarillo, naranja y rojo, en función de las poblaciones de animales y del estado de los cultivos. Los dos últimos indican ya una superpoblación de estos animales y la adopción de medidas obligatorias para su control y erradicación, así como la toma de decisiones por parte de una autoridad competente. Este mando podrá ordenar diversas actuaciones de pastoreo o gradeo en los cultivos de la zona afectada e, incluso, levantar toda una parcela en los casos que se considere necesario u ordenar quemas controladas por personal especializado. Así mismo, se crearán bandas de seguridad sin cubierta vegetal herbácea en el borde interior de las parcelas y en las zonas colindantes con cunetas o ríos, con una anchura de al menos tres metros.

No obstante, desde la Consejería de Agricultura consideran que la prevención y control requiere ejecutar determinadas actuaciones en épocas en las que no existe una relación directa con los daños que aparecerán posteriormente. El programa de gestión incluye actuaciones de lucha integrada y aspectos como una monitorización de la especie y de los riesgos como herramienta básica en la toma de decisiones y la implementación de un sistema de transferencia de información entre los agentes implicados, así como el reconocimiento de la figura del "agricultor colaborador" y planes de formación.

Pero también, el establecimiento de un catálogo de buenas prácticas fitosanitarias, un tratamiento especial para parcelas con cultivos de alfalfa y siembra directa, por ser los principales reservorios de esta especie, y un conjunto de medidas para el control biológico del topillo. Así, se prevén actuaciones para favorecer la presencia de los depredadores naturales de esta especie en el campo, como la plantación de arbustos y árboles, la recuperación de vegetación arbórea y arbustiva en las riberas de los ríos, la ubicación de cajas o nidales artificiales en las plantas ya existentes, la instalación de cajas nido de rapaces, especialmente, cernícalos y lechuzas, y de mustélidos como comadrejas o de posaderos para las aves. Todo ello se ubicará preferiblemente focalizándolas en reservorios y en cunetas, regatos y arroyos adyacentes a las parcelas de cultivo a proteger o en las lindes si es viable.