La recta final del verano y el inicio del otoño, coincidiendo con el periodo de maduración del maíz, vuelven a ser todo un quebradero de cabeza para los agricultores de la comarca de Tábara. La intromisión de la fauna salvaje en los cultivos, en busca de comida, provoca importantes daños que merman considerablemente las cosechas en zonas muy productivas.

Ocurre ahora principalmente con el maíz y en el pueblo de Pozuelo de Tábara, donde los apenas 300 metros que separan el monte de las tierras cultivadas convierten los maizales en un edén para las manadas de jabalíes que bajan desde la sierra. "Cuando se les acaba el agua y la comida en el monte se desplazan a estas zonas frescas donde lo tienen en abundancia" describe Juan Gasol, agricultor de Pozuelo de Tábara mientras observa con desesperación cómo una productiva parcela de maíz aparece plagada de manchas con las plantas destrozadas por el jabalí.

Porque los maizales, siempre húmedos, con agua y alimento en abundancia, se convierten en un hábitat ideal para esta especie cinegética. "Tenemos una buena cosecha pero pasa lo de todos los años con la fauna salvaje, se comen los sembrados y hay que asumir las pérdidas; es totalmente injusto". Los agricultores insisten en que se faciliten las esperas y batidas como la manera "más efectiva de rebajar la población; hemos advertido de que se tienen que mantener y que los cazadores las sigan solicitando porque nosotros no podemos asumir esos daños" declara Gasol mientras muestra los devastadores efectos del jabalí. En Pozuelo se han concedido esperas desde el 8 de septiembre por un periodo de 30 días, es decir, hasta el 8 de octubre.

"Es necesario que se siga controlando la población, es la única forma de rebajar los daños" observa el cultivador. "Los bichos entran y tiran las plantas para comer las mazorcas y facilitarles el fruto a las crías". El resultado son áreas de varios metros arrasadas e irrecuperables, como ha podido constatar el perito de Agroseguro que acaba de tasar una parcela. "Han peritado un 36% de daño en esta tierra en concreto, pero no acaba aquí, va subiendo cada día que pasa". En Pozuelo de Tábara se empezaron a ver los daños a partir del 15 de agosto y no han cesado. "Cada día hay más planta comida" precisa el cultivador mientras recorre un frondoso maizal con las plantas de más de un metro cargadas de mazorcas.

"Andas unos pasos y aparece una mancha y un poco más allá otra, es una pena". Juan Gasol valora que el seguro "no cubre todos los daños de la fauna, además tiene un coste importante y encima a la hora de peritar hay una franquicia de un 20 por ciento; si tengo unos daños de casi el cuarenta por ciento, el primer veinte por ciento no lo cobramos; esto es inasumible".

El sector agrario, con los sindicatos a la cabeza, insisten en que la Junta de Castilla y León compense las pérdidas en las cosechas y se facilite el control de la especie. "Que planteen los seguros de otra manera o sino que la administración asuma ese 20 por ciento que nos quitan por la franquicia. Si tengo daños y me los abonan, se acabó el problema. Pero está pasando que mucha gente al hacer el seguro se echa para atrás por la franquicia".

El problema se repite cada año porque "las estribaciones de la Sierra de la Culebra están a 300 metros y nosotros cultivamos al lado". En la comarca de Tábara desde la transformación del secano al regadío la situación no ha hecho más que agravarse. "Es una pena que la Junta se haya gastado 27 millones de euros en esta zona (para la puesta en marcha de los regadíos) y no podamos sembrar desde la carretera para el monte" se lamenta Gasol.

Es una realidad que las tierras más cercanas a la sierra han dejado muchas de sembrarse. Ha ocurrido con el girasol, todo un manjar para los ciervos como han podido comprobar año a año los agricultores. "Se comen las cabezas y terminan con las plantaciones, a ver quien se pone a darles de comer, así por la cara" comenta un vecino de Pozuelo. En algunos casos se han instalado pastores eléctricos alrededor de las parcelas, aunque tampoco con demasiado éxito, sobre todo en el caso de los jabalíes que "arrasan con todo".