Desmayo, marcona, común o mollar. La campaña de recogida de almendras de todas las variedades en zonas como los Arribes del Duero ha dado comienzo a lo largo de las últimas semanas, con perspectivas de distinto tipo para los productores o recolectores particulares.

Si el año pasado estuvo marcado por la abundancia de este fruto seco en aquellos árboles que no fueron calcinados por el devastador incendio en municipios como Fermoselle o Fornillos, en esta ocasión la cantidad es menor, a pesar de que no ha habido sequía en comparación con las campañas previas. Pero para las personas especializadas, el hecho de disponer de menos frutos que en temporadas pasadas puede dificultar la labor, aunque también podría dar lugar a un incremento del precio si la situación es generalizada en otros puntos geográficos, debido al mayor interés por parte de los compradores. El coste, por otra parte, también varía en función de la variedad de que se trate. Por ejemplo, la mollar puede ser una de las mejores pagadas, aunque su peso, uno de los aspectos que más influye en esta decisión, es menor que el de otros tipos.

Sin embargo, en plena época de recolección de almendras, los pueblos situados al calor de los Arribes se preparan para la tarea, llevada a cabo tanto por personas especializadas, con una mayor cantidad de terreno dedicado a este fruto seco para su posterior venta, o particulares que hacen lo propio en fincas más pequeñas o en sintonía con otras plantaciones locales.

Aunque el destino principal de los frutos recogidos es la venta, son muchas las familias que optan por preparar sus propias elaboraciones gastronómicas, dulces como pasteles o helados, o saladas como salsas para acompañar otros platos típicos. Del mismo modo, algunos restaurantes de la zona aprovechan el producto en su menú diario. Otros prefieren, por el contrario, comer el alimento tal cual lo ofrece la naturaleza, reservando algunos kilos para su consumo personal, aunque el producto también se presta al tueste o la salazón. Todas ellas maneras sencillas de utilizar uno de los frutos secos preferidos por la población.

Las almendras se corresponden con un producto muy tradicional en municipios como Fermoselle, cuya recogida coincide, este año, con el comienzo de la vendimia, otra de las actividades agrícolas predominantes en la zona gracias a la cual en estos días se hace habitual la observación de personas en plena realización de dicha labor. Al fruto seco y la vid hay que añadir otro cultivo, el del olivo, para completar los tres recursos principales de gran parte de la población que se dedica a la agricultura en mayor o menor medida, si bien hay que recordar que la uva y la aceituna cuentan con más adeptos entre los lugareños, así como parcelas más amplias.

Además, en el caso de las almendras, el problema del abandono del campo afecta de manera notable, ya que sus propietarios no siempre optan por la recolección o no se encuentran en sus municipios en esta etapa. A ello hay que añadir la situación de falta de cuidados en la que se encuentran numerosos campos, así como las condiciones de ciertos caminos o fincas en lugares de difícil acceso para los vehículos.

Esta época de vendimia y recolección del fruto seco dará paso, en poco tiempo, a la recogida de olivas, cuyas previsiones son muy positivas para los agricultores y productores de aceite de la zona. Algunos de ellos podrán empezar a recoger las aceitunas en un mes, aunque siempre depende de las características del producto. Ahora, por el contrario, es tiempo de almendras, y los productores y particulares esperan obtener el rendimiento deseado y que, pese a las dificultades, la presente campaña resulte beneficiosa.