Elementos indispensables en la vida cotidiana de los pueblos, las fuentes de Villardeciervos son el eje principal de uno de los recorridos incluidos en el programa "Déjate Llevar" de visitas turísticas promovidas por la Diputación. Los guías Manuel Domínguez y Héctor Teso, de Zamora Aventura, interpretan este recorrido que remonta los cursos de agua diseñados por el hombre. Este recorrido se realiza desde hace dos temporadas y dos veces al año, en primavera y a las puertas del otoño para dar a conocer los valores medioambientales y urbanos de los pueblos.

Siete fuentes señalizadas y recogidas en el recorrido obligan al visitante a recorrer en profundidad el paisaje y el entramado urbano de Villardeciervos. El recorrido comienza en la calle de Rafael Romero y la primera de las construcciones que aprovechaba el agua es la Fuente del Caño Pequeño.

Una espectacular fuente de piedra -cuarcitas y pizarras- donde sobresalen las cuatro pilas del lavadero en un inmejorable estado de conservación que ha perdido su funcionalidad, permitir que las mujeres lavaran las ropas. El uso, como explica Manuel Domínguez, es invertido. En las pilas bajas se enjabonaba y el altas se aclaraba. Las mujeres usaban un cajón de madera en el que se arrodillaban para hacer con relativa comodidad la tarea.

Modelado del paisaje

Un ciento de metros separa esta fuente de la conocida como "Caño Grande", aguas arriba, con un lavadero a tres niveles ejecutado en piedra. Las explicaciones ahondan en la tarea de los pobladores en "domar" el agua para conducirla hasta los terrenos fértiles. Incluso los terrenos de suelo pobre, mediante el aporte de tierras más ricas, eran mejorados para la labranza. Las dos condicionantes imprescindibles de "agua y sol" permitían solventar la desventaja del suelo. Agricultura y ganadería marcan el modelado del paisaje.

Un suelo que, por otro lado, ha estado habitado ininterrumpidamente y desde el siglo VIII antes de Cristo, como lo prueba el castro Celta localizado en el paraje de la Peña del Castro, y tercera parada de esta ruta.

A lo largo del camino de ascenso, los participantes pueden apreciar sobre el terreno las explicaciones de los guías, como el contraste de la vegetación autóctona de robledal y castañal frente a la de repoblación con pinos. Los helechos son un indicativo de la calidad medioambiental, ya que es una de las especies vegetales primitivas muy sensible a la contaminación.

Los 1.036 metros de altitud de la Peña del Castro brindó el control visual del territorio de los primitivos pobladores, actualmente brinda las espectaculares vistas sobre Villardeciervos, el valle del Tera y sus pantanos, las Sierras de Cabrera y Segundera y la propia Sierra de la Culebra. La llegada de los romanos propició que se abandonara el emplazamiento y se trasladara hacia el emplazamiento actual. Los años 50, del siglo pasado, marcan el proceso de despoblación. Una amplia lección de Historia.

Como el curso del agua, la ruta emprende el descenso por el camino hasta la fuente de Valdesilvoso, una de las fuentes más "recientes" construida en hacia 1930 con motivo de las obras de la carretera de Villardeciervos a Alcañices. Por el reguero de la Cañada, los participantes entran en el casco urbano donde esperan visita las fuentes de a Ti Petriña, la de la Iglesia, la de los Martínez, de los Carballos? y la arquitectura popular definida por la piedra, la teja y la madera en edificaciones singulares como el edificio Consistorial o la Casa de los Siete Balcones que habla de la prosperidad económica del territorio gracias al contrabando.