No se ve con 65 años encima de un escenario, "estamos ya en la segunda parte del partido, a ver si llegamos a la prórroga". A sus 48 años, Txus di Fellatio, fundador de la banda Mägo de Oz, considera que "todo tiene una edad", que con los años se pierde esa rebeldía que caracteriza al rock, las personas se vuelven más conservadoras. De momento, el 29 de septiembre el grupo seguirá jugando en San Miguel de la Ribera, plato fuerte de las fiestas.

-En abril Mago de Oz inicia la gira del 30 aniversario, tras 122 conciertos en dos años, con Ilussa Tour. El público continúa llenando allí donde actúan, ¿cómo se logra tanta fidelidad, enganchar con nuevas generaciones?

-La receta no la tengo, si la tuviera montaría muchas franquicias y haría como un McDonald's. Creo que la explicación está en que llevamos 30 años en activo y en tratar a los fans como los verdaderos jefes, los que nos pagan la luz, el agua, nuestros coches. El ser conscientes de eso nos lleva a tratarles con la importancia que se merecen. La última firma de discos en México duró ocho horas, más de 3.000 personas estaban esperando en la tienda.

-Eso describe una dosis de entrega importante a los fans.

-Eso fideliza y hermana al fan contigo y también hay un gran componente de suerte. Seguimos ahí no solo por trabajo y talento, también algo de suerte, de saber estar en el lugar adecuado en el momento justo. Y es una dosis de realismo, es peor estarte ocho horas recogiendo aceitunas o en una fábrica de cinco de la mañana a dos de la tarde. No tengo derecho a quejarme, estoy cómodamente, en una silla, con asistentes que me traen agua, lo que quiera. Quejarse sería de sinvergüenzas.

-Han recorrido media España y media Latinoamérica con este nuevo tour, ¿cuál es el secreto para mantenerse fresco sobre el escenario?

-El secreto de aguantar es que es nuestro puto trabajo, porque intentamos que cada concierto sea como el último, vas a poner el cien por cien en lo que vas a hacer.

-La renovación de integrantes del grupo ha sido constante desde su creación en 1988, solo permanece usted, ¿cómo han conseguido darle una continuidad, mantener la esencia de su música y de sus letras?

-No hay fórmulas mágicas, hay artista con más talento. Después de 30 años hemos creado una marca, que es Mägo de Oz, escuchas una canción y sabes que es de la banda, de hecho odio la palabra éxito que es una operación triunfo, esos son impostores de la música que se cruzan en el camino. Nosotros somos obreros de la música, el rock es música denostada por los grandes medios, y para los generalistas no somos representativos, somos un poco los apestados en este país, que es muy inculto en este terreno. Este es el país de la pandereta en cuanto a la música, por eso el rock queda todavía para el personaje de las series que entra a robar en una farmacia.

-¿Por qué surge la banda folck-metal, celtic-metal, heavy metal..., no sé como definirlo?

-Déjalo en música, es más corto, las etiquetas nunca me han gustado es demasiado encajonar, la música es el lenguaje del alma y de los locos, cuando un adiós que no se dice lo conviertes en música, es como una abrazo o el lenguaje no verbal. Yo tenía 18 añitos cuando lo creé y a esa edad no tienes pretensión de que sea de folck ni de rock, va evolucionando. Al principio, era como es una relación con una chica, en este caso con la música, estás a gusto, sigues y termina siendo parte de mi vida. Pero con 18 años no montas una banda para recorrer el mundo y triunfar, es un aprendizaje, un escape para dejar volar los sentimientos encajonados.

-¿Se considera un poeta, sus letras tienen algo de poesía?

-Tengo un libo de 50 poemas "El cementerio de los versos perdidos", están musicados y los leo. Lo puedes ver en Internet.

-¿Suele escribir?

-Novelas, pero, de momento, están en un cajón, canciones infantiles, intento aprender, ser una esponja y absorber lo que me rodea, pasarlo por la trituradora de los sentimientos y a los dedos porque escribo con folio y con pluma.

-¿Publicará algún día las novelas?

-Algún día. Quizás el año que viene habrá un segundo libro de poemas.

-Si tuviera que elegir una canción para definir a su banda, ¿cuál sería?

-No las que se cantan en las verbenas. Con las canciones ocurre como con las chicas que llaman mucho la atención, a veces, son reiterativas y más vacías que las otras. Los singles son el mal necesario, la canción cuya fórmula está establecida para que cantes el estribillo, pero no son las mejores de un autor necesariamente. A lo mejor hay que remaquillarla. Mi favorita es "La cantata del diablo", dura 18 minutos, es una mini ópera rock.

-Lo mismo actúan en Madrid o México que acceden a tocar en un pueblo de 400 habitantes como San Miguel de la Ribera, ¿qué les atrae de subirse a un escenario ante unas 2.000 personas?

-Hoy en día que 2.000 personas se congreguen, se reúnan entorno a tu música es un logro, con el esfuerzo ímprobo que constituye que alguien de 14 años deje la táblet y quede con un amigo... Seguro que habrá más de 2.000, te lo aseguro. Los artistas nos movemos por la pasión, esa gasolina invisible, y el ego de mostrarnos en público, que la gente nos vea, lo bien que cantamos o actuamos, una vez que logras dos o tres personas ya estás ciego, lo de menos es la cantidad de gente. La música es un trabajo que tienes que llevar dentro, tiene que nacer de dentro. Tocamos igual en Perú, ante 78.000 personas, que en un pueblo pequeño, como hicimos en Huesca.

-Fueron teloneros en Córdoba de Kiss, que ya grabó con ustedes en México su "Diabulus in Ópera", ¿eso les convierte en una de las bandas más importantes del país?

-Somos una de la bandas más importantes de metal del país, no por telonear a Kiss, fue un favor que hicimos porque falló el grupo telonero y era una banda que seguíamos de jóvenes. Somos la única banda que hace giras tan enormes por latinoamérica, Rusia, Francia, Italia y que tenemos casi dos millones de discos vendidos. Ser la más importante de España en este género no nos convierte en la mejor, hay componentes de suerte, aleatorio que no controlas y el público te quita y te pone. 22 millones de personas consumen hamburguesas de McDonald's y por eso no son las mejores.

-¿Por qué llevan "Diabulus in opera" a Madrid, con orquesta sinfónica.

-Porque somos de Madrid y la gente quería verlo, aunque fuera una vez en su vida. Aunque nació como único concierto en México, la escenografía es una auténtica pasada y ¡qué mejor manera de celebrar los 30 años!, lo haremos el 26 octubre.

-Están preparando un nuevo disco, ¿puede adelantar algo?

-Ara Malikian participará, ya grabado un tema. El disco saldrá en enero de 2019, es la continuación del "Jesús de Chamberí", una crítica hacia nosotros mismos, la moralidad, quién es el diablo, el anticristo, Jesucristo, ¿es algo tangible?, ¿la religión es una invención del poder para que no se piense demasiado, tenemos en el redil?, porque todos estos obispos, llenos de lujo, con esas ropas, muchas obras de arte no me cuadran con pobreza y humildad. Son mercaderes de almas rotas, perdidas. Cualquier religión es el cáncer de las civilizaciones modernas, ahí está la pederastia, los dictadores, siempre las tienen detrás.

-Los creyentes se lo pueden tomar como una ofensa.

-Respeto a quienes creen, me parece muy bien, otros creen en cristiano Ronaldo. Yo no necesito a dios, prefiero un café para despertarme cada mañana, pero respeto que una persona necesite esa unión con esa fuerza, no tanto a los intermediarios que se llevan un tanto por ciento de tu alma, en forma de curas o imanes, o cualquier otro religioso. Dios está en el olor de una rosa o en la sonrisa de un niño, no en la riqueza. El dios que debería de existir tendría que ser más humano y menos clasista.