Destacan por su forma y su sabor exquisito, aparecen sin más en la naturaleza y dan lugar a deliciosas preparaciones culinarias. Se trata de las moras, que desde hace algo más de un mes han llenado de color los campos de Sayago durante la etapa final del verano, pero también el comienzo del otoño. Unos frutos silvestres que este año han crecido en abundancia en toda la comarca, si bien la temporada anterior estuvo marcada por las consecuencias de la sequía, que dio lugar a un aumento en el precio de estas bayas, siendo las únicas existentes escasas y de pequeño tamaño.

Para muchos lugareños, su recolección y consumo es algo ya tradicional, pues el hecho de encontrarse con esta fruta en sus paseos por sus respectivos municipios es algo que los ha acompañado durante gran parte de sus vidas, desde la infancia hasta la edad adulta. Por ello, no siempre es extraño localizar a familias enteras en plena labor de recogida en distintos pueblos, a lo largo de estos días iniciales de la estación otoñal, aunque otros no han perdido el tiempo y ya lo han hecho en las semanas previas. En algunos casos, los sayagueses optan por disfrutar del alimento tal cual lo ofrece la naturaleza, mientras que otras veces, recurren a elaboraciones más trabajosas como exquisitas mermeladas de moras, batidos, zumos o pasteles, a título personal o para ser vendidas en un negocio.

En concreto, la confitura es uno de los productos que ha visto aumentado su consumo en los últimos años. En el municipio de Fariza, la emprendedora Maite Maeso recolecta ella misma los frutos de zarzas situadas en zonas certificadas, para garantizar unas preparaciones catalogadas como ecológicas. Tras la recogida, la cual reconoce "en estos días no siempre es fácil al no tener una producción propia, puesto que hay que compaginarla con el resto del trabajo", llega la transformación del alimento en deliciosas mermeladas, únicamente con la mora como ingrediente principal, o mezclada con frambuesa y endulzada con sirope de agave. "La de moras es una mermelada que se vende sola porque no se encuentra en el mercado, es muy valorada, como la de arándanos", manifiesta. Su criterio con respecto a la venta de este producto se basa en los últimos años, cuando decidió emprender su negocio, denominado Fruto del Huerto. Desde entonces, "el consumo se ha mantenido estable, quizá cada vez se conoce más", expone Maeso.

Es evidente que este año estos frutos del bosque han sido abundantes. A pesar de ello, en casos como el de Maeso no afecta a la economía, "mantengo los mismos precios desde el 2010; realmente cuando la cantidad no repercute en el precio es en los momentos que no hay o es escasa", comenta. Así fue durante la pasada temporada, cuando tuvo que utilizar algunas reservas ante la escasez de moras en el campo.

De manera muy similar, en Fornillos de Fermoselle, Teresa Cotorruelo recolecta las bayas tal como las ofrece la naturaleza, sin ningún tipo de química ni en las plantas ni durante el proceso de elaboración para crear mermeladas, pero también licores, en el negocio que regenta, la Mermeladería Oh Saúco. Como reconoce, "el año pasado fue muy malo pero, en esta ocasión, son muy buenas". Las confituras se prestan a preparar "todas las variantes habidas y por haber, con pera, saúco, naranjas? lo que esté a nuestro alcance, natural y de temporada", señala. Por concretar, "la mora gusta mucho y la gente pregunta por las mermeladas de frutos rojos", agrega. Tal como comenta la sayaguesa, la recogida de bayas silvestres para su posterior uso se realiza en el término de Fornillos, a través de "largos paseos para ver dónde están las mejores, las más jugosas, grandes y que no estén secas, dependiendo de las zonas, unas más húmedas que otras por el microclima, aunque las más pequeñas se dejan para hacer licores, también muy demandados y de agradable sabor".

Por otra parte, algunos optan por recolectar bayas con vistas a venderlas a entidades como Honza o Mi Cesta de Setas, en Zamora, especializadas en la comercialización de hongos, pero que también han visto posibilidades en los frutos rojos, pues "los recolectores son los mismos, gente acostumbrada a recoger productos del bosque", afirma José Antonio Holgado, gerente de Honza. La entidad está, desde primeros de este mes, inmersa en la campaña de moras, con "las cantidades habituales, aunque hubo unos días en los que eran de peor calidad, situación que cambió con las últimas tormentas". De hecho, debido a la mejora del producto, su precio ha ascendido desde 1,25 euros por kilo hasta 1,50. El destino de estas moras, que se venden congeladas, será la industria.

Sin embargo, aunque existan resultados muy favorables en temporadas como la presente, no hay en Sayago empresas especializadas en el cultivo de estas bayas, siendo el único negocio de este tipo en toda la provincia Agroberry, regentado por Nuria Álvarez en Almendra del Pan. En este caso, la campaña finalizó en agosto. Al tratarse de una plantación que requiere un trabajo y un cuidado mayor, existen algunas diferencias con respecto a los frutos silvestres. Estos últimos, que aparecen en las conocidas zarzas, tienen un tamaño más pequeño y son más duros, mientras que las moras cultivadas son más grandes y presentan una textura más jugosa. En ambos casos, los vendedores juegan con distintas opciones que van desde su estado natural, frescas, a la congelación, pasando por el procesamiento.

La situación en Sayago puede cambiar de la mano de Teresa Cotorruelo. La emprendedora apunta a que "la zarzamora se da mejor en zonas como Aliste, por ello aquí hay que plantarla e intentar dar con las frutas que más se asemejen al sabor de las originarias de esta región". En Fornillos de Fermoselle, Cotorruelo trabaja en una línea de mermeladas de frutos rojos, que pretende sacar a la luz el próximo año, con distintas variedades. Para ella, "lo natural siempre tiene un sabor más intenso, pero hay moras de cultivo con resultados muy ricos". Así, el municipio es el escenario de una plantación que espera dar sus frutos el próximo año, para transformar el producto en mermeladas de un característico sabor, sin químicos y con la fruta, azúcar y limón como únicos ingredientes.

En definitiva, pocos alimentos abarcan tanto como las moras, tradicionales para unos y desconocidas para otros, aunque los especialistas aseguran que su consumo cada vez es más habitual por aquellas personas menos acostumbradas a su específico sabor.