Fernando Suárez Mejido abrió ayer las jornadas sobre macrogranjas organizadas por Ecologistas en Acción Zamora. Ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid, Suárez Mejido es consultor autónomo en Energías Renovables y Medio Ambiente, y especialista en el desarrollo de tecnologías y negocios en tratamiento de aguas, residuos agrícolas, ganaderos y agroalimentarios, biogás, energía de la biomasa, biocombustibles y residuos oleosos y peligrosos. En la entrevista explica los riesgos medioambientales de las grandes explotaciones intensivas de cerdos, que tendría solución si, como en otros países de Europa, las empresas invirtieran en la gestión sostenible de los purines.

-¿Por qué hay razones para la inquietud ante la proliferación de proyectos de grandes granjas porcinas?

-Ahora mismo en España la densidad de porcino es importante. Empezó por Cataluña, luego se extendió a Aragón y es un sector controlado por los integradores. Esto quiere decir que el ganadero normalmente no es el dueño del cerdo sino que más del 80% de la producción está en régimen de integración; grandes empresas que contratan a ganaderos que ponen su granja, su trabajo y la energía, y el integrador les da el cerdo, la alimentación y las medicinas. En todo ese proceso hay una parte, que son los purines, y nadie quiere tenerlos en cuenta.

-¿Por qué es tan importante su correcta gestión?

-Ocurre que la generación de purines, que en principio es un abono orgánico bueno y sustituye a los abonos minerales (incluso en las directivas que están a punto de salir sobre fertilizantes van a primar los orgánicos), pues se convierte en un contaminante cuando se concentra o hay explotaciones intensivas grandes. En Cataluña hay problemas de contaminación por nitratos debido a que tiene un porcentaje muy elevado en el suelo y esa sobreaplicación genera una contaminación de aguas subterráneas.

-Sorprende que no se controlen esos purines cuando tienen tan negativos efectos sanitarios y en el medio ambiente.

-Eso no hay quien lo controle, el ganadero lo escribe en un libro pero lo aplica donde puede y como puede. Y otra cuestión no menos importante ahora es el efecto invernadero; estamos ya sufriendo los problemas del cambio climático y los purines en el campo se aplican una vez pero se producen todo el año, hay que almacenarlos y es cuando se está generando metano. La materia orgánica se transforma en metano, que va a la atmósfera. Las emisiones de gases de efecto invernadero se miden en términos de equivalente de CO2, es decir, una tonelada de metano son 22 ó 23 toneladas de CO2. Claro, una plaza de cerdo produce dos toneladas de purín al año, que a su vez está produciendo metano. Al final acabas llegando a tener emisiones de unos 150 kilos por tonelada de purín que no se trata adecuadamente.

-¿Qué solución se da entonces a esas emisiones de gas metano?

-Lo único que se puede hacer es biodigestión, o sea forzar la extracción de ese metano y utilizarlo luego como combustible. ¿Qué ocurre?, que eso es caro. Tratar los purines adecuadamente es costoso. Si entras en la página de los grandes productores nadie habla de purines, frente a la opinión pública como que no existen; ése es el problema. Los grandes productores ganan mucho dinero. En España el año pasado la producción porcina fue de más de 6.000 millones de euros, un porcentaje de riqueza importante para España, sobre todo con los volúmenes de exportación que hay. Eso le convierte en un sector bastante intocable económicamente desde la Administración, con lo cual donde ya han empezado a estar saturados como en Cataluña y últimamente en Aragón, pues están yendo a sitios donde les reciban con los brazos abiertos. ¿Dónde? En zonas más deprimidas, que precisamente es donde causan más problemas porque consumen agua y contaminan.

-¿La provincia de Zamora entonces es un territorio atractivo para estas empresas de producción intensiva?

-Claro, o zonas como la serranía de Cuenca donde de alguna manera piensan que no va a haber oposición agrícola, que está bastante deprimido y que los pueblos los van a recibir sin problemas. Se trata de hacer dinero, aunque yo creo que hay una burbuja que reventará y la Comunidad Europea en algún momento tendrá que decir algo. España es ahora mismo el país de Europa con más censo de cerdos, aunque produce más Alemania.

-¿Cómo gestiona Alemania esa macroproducción intensiva del sector porcino?

-Tiene la agricultura y la ganadería integradas, hay granjas más pequeñas con su explotación agraria alrededor, y además fomentan la biodigestión con sus plantas. Lo que ocurre es que eso es más caro porque cuesta dinero. Es el modelo sostenible. Por ejemplo Dinamarca, que tiene unos problemas de concentración tremendos, cuenta con unos sistemas de tratamiento carísimos. Y no hemos hablado de la tercera pata, a la que ahora el Ministerio le está dando bastante importancia, que son las emisiones de amoniaco, que amenazan a España. En cambio Dinamarca acidifica los purines, hace biodigestión, todo eso vale dinero y el gran productor puede pensar que no es rentable. Es mucho más rentable tirar el purín al campo sin control.

-Pero existe un control público, una normativa que, según la Junta de Castilla y León, es muy estricta y rigurosa en materia medioambiental, ¿acaso no nos podemos fiar?

-Yo lo siento por la Junta de Castilla y León pero les puedo enseñar un proyecto porcino en Soria donde hay un daño clarísimo en la necesidad de superficie agrícola. La Junta está siendo tremendamente laxa, es mi opinión.

-¿Hasta qué punto el modelo intensivo puede acabar con las pequeñas explotaciones?

-Las pequeñas explotaciones desgraciadamente si se pasan a sistemas de integración y les pagan poco y lo pasan mal, pues bastante tienen. Yo creo que no hay que ir contra los ganaderos sino contra los integradores que sí que pueden resolver el problema. Simplemente se trataría de aplicar una tasa de 5 céntimos como en los neumáticos o en los aceites usados, o las farmacias; es cumplir ese principio de que quien contamina paga. Si a la carne de cerdo le pones una tasa de cinco céntimos, tienes suficiente para realizar el tratamiento adecuado y podrías permitirte el lujo, en algunos sitios donde haya superficie, de instalar granjas mayores si lo hicieras adecuadamente y de forma sostenible. Pero es que nadie quiere hablar de gastarse un duro en eso porque hay una burbuja y un ansia de ganar dinero tremenda. De hecho las inversiones dan pena incluso como instalación, intenta hacerlo lo más barato posible porque no saben si durará cuatro, cinco o seis años.

-Hay instalaciones de hace años, sobre todo en Cataluña o Aragón; es decir, la burbuja se está prolongando bastante.

-Ahora ya empieza a haber movimientos. En Cataluña hace dos años que no crece, Aragón incluso la ha superado ligeramente y entre las dos comunidades reúnen la mitad de los 30 millones de plazas de porcino que hay en España. Entonces están buscando otros sitios y no se trata de frenar ese desarrollo, lo que pasa es que hay que hacerlo de forma sostenible. No ir a lo más barato y del purín no querer saber nada.

-¿Qué solución se puede dar entonces a una correcta gestión de los purines?

-Desde el Congreso de los Diputados se estado peleando con este tema y yo creo que hay dos niveles de solución, uno medioambiental a largo plazo, porque necesitamos una agricultura más sostenible y hay que buscar explotaciones de menor dimensión. Pero hay que jugar con la realidad, con granjas que no tienen una solución adecuada y están contaminando, y otras que se quieren instalar con el mismo modelo. Es decir ese modelo de intensivo existe, yo no hablo de cerrar estas instalaciones porque tiene un peso potente en la economía española, pero la solución pasa por gastarse dinero para hacer una gestión sostenible. Y si dicen que eso les hace menos competitivos en el mercado exterior también pagan los daneses o los alemanes.

-¿Y en este panorama qué defensa le queda al vecino del medio rural, preocupado por estos magnos proyectos si la administración, como dice usted, no ofrece garantías de respeto al medio ambiente?

-A la administración se la puede denunciar si se considera que es ilegal lo que hace. Y es normal que surjan movimientos populares de oposición, además se pueden presentar alegaciones y la administración local también se puede oponer. En Castilla La Mancha casi todos los partidos están muy preocupados con las explotaciones intensivas en Cuenca, incluido el PP. Empieza a haber una sensibilidad a nivel de partidos que es importante. Pero por encima de todo tenemos que ir hacia una agricultura y ganadería más sostenible, aunque también hay que buscar soluciones a corto plazo.