El «Pastor y sus ovejas fueron, son y serán parte de la vida y la historia de los pueblos alistanos y sus gentes como una de las principales fuentes de empleo y riqueza para las familias y de unas costumbres, oficios y tradiciones que durante siglos han mantenido siempre vivas los últimos Nómadas Ibéricos gracias a su tesón, trabajo y sacrificio».

Esta fue la conclusión general de los hombres y mujeres que son el alma máter del sector agroganadero que ayer fueron los protagonistas, por méritos propios, -se lo merecen y se lo han ganado-, en la III Feria del Pastor y la Trashumancia celebrada en San Vitero.

La cabaña trashumante alistana, integrada por alrededor de 4.600 ovejas, 10 pastores y zagales, 12 perros mastines y 10 de queda, de Pobladura, El Poyo, Gallegos del Campo, Vega y Fradellos, regresaron al «Campo de Aliste», tras pasar el largo verano en las verdes y altas sierra de la Alta Sanabria. Satisfacción entre los pastores por el trabajo bien hecho, tristeza por la dejadez en caminos que ha perdido los valores ganados con el Consejo de la Mesta y les condena a la crónica de una muerte anunciada.

La provincia de Zamora, fue y es ganadera y pastoril, sedentaria y trashumante y así los delatan sus 2.267,55 kilómetros de Vías Pecuarias y 73,6 hectáreas dedicadas a descansaderos. Los ganados trashumantes alistanos sufren su ocupación y los pastores reivindican una ley y unas actuaciones institucionales que las salven de la desaparición total. Por tierras zamoranas hay 267 kilómetros de Cañadas, 709 de Cordeles, 850 de Veredas y 440 de Coladas. Hoy sólo sobre los antiguos mapas pastoriles.

La cabaña de raza autóctona «Castellana» iniciaba su última etapa, adueñándose, por derecho y ley, de la carretera de Alcañices a Villardeciervos. Miles de ovejas, pastores y zagales reivindicando y haciendo valer sus derechos sobre el uso de cordeles, veredas, coladas y cañadas: qué antes fue la vida pastoril que el negro asfalto y los coches y camiones.

El robledal colindante al recinto ferial acogió el apartado: cada familia recogió sus ovejas y marones en su rebaño para iniciar el regreso a pasar el otoño, el invierno y la primavera en los valles y montañas de sus pueblos. El folclore también tuvo cabida en la Feria del Pastor y la Trashumancia. El arte lo puso la cantante vallisoletana Vanesa Muela. Allí estuvo la Capa Parada Alistana de Honras y Respeto y los productos típicos de la tierra alistana.