Familias de la comarca de Aliste cumplen estos días con la tradición de «sacar las patatas», un ritual que congrega a los niños, jóvenes y mayores en una tarea agrícola y campesina que cosecha uno de los productos más consumidos y que se conserva durante todo el año.

El alistano José Pedro González -conocido en Tola como "Perriles"-, a pesar de ser más bien joven, lleva en la sangre la tierra alistana y gusta de mantener las tradiciones en su esencia. Por Santa Cruz, 14 de septiembre, "antes de ir a al Cristo de San Vitero», sus antepasados sacaban las patatas.

José Pedro es el hombre alistano de los ritos y los retos. En mayo de 2016 se atrevió con el "reto de Sergio" en España Directo y le cocinó un exquisito "pollo al pote alistano" que dejó cautivado al prestigioso y afamado cocinero que ya es unenamorado de Aliste. Que hay que recuperar y revivir la trilla y la siega, pues la recupera.

En unos tiempos donde los tractores y mulas mecánicas han tomado la alternativa, él mantiene la costumbre de sacar las patatas utilizando la pareja de vacas y el arado romano ese que pervivió durante los siglos, desde tiempos de Cesar Augusto y Curunda Caesarea, hasta los años 60 del siglo XX en Aliste. La reja y las orejeras van abriendo la tierra y dejan al descubierto las patatas que van siendo recogidas en cestas de mimbre, las cuales van dejando caer la tierra.

La tradición alistana manda ir abriendo un surco sí y otro no para que la tierra no las tape. Luego se completa abriéndolos todos. Finalmente se procede a arar "junto" y de esta manera prácticamente no queda ni una patata. Terminada la faena se riega la cortina, se deja que se oree, se siembran las nabizas.

José Pedro González califica la cosecha en su cortina de "Los Griellos" de este año como "muy buena", alrededor de 1.000 kilos, pues hubo mucho sol y muchas tormentas con agua: "Y cuando llegue julio de 2019 no quedará ni una". Sus cálculos son que cada persona consume entre 20 y 40 kilos de patatas al año. Las más pequeñas se utilizan para alimentar los cerdos de la matanza allá por san Martín.

Para su conservación se aconsejan los sitios frescos, aireados y secos de ahí que en Aliste se guarden en cuartos oscuros y en "sobraos", tapándolas en el invierno con pajas de "encaño" o "ataderas", -tienen mucha agua-, para evitar que se hielen.

En Aliste históricamente la patata preferida fue siempre la "holgazana" presta para tortillas, guisos, cocidos y asados. Antaño se asaban tras sacar la hornada de pan. Durante la posguerra, tiempos de penurias y hambre los mozos salían al "rebusco" de las patatas que quedaban en las cortinas y las degustaban asadas. Su fácil preparación, asadas cubiertas con ceniza y brasa o cocidas en pote o puchero, aderezadas con una pizca de sal, las convirtió en parte imprescindible de la comida y cena de los pastores, vaqueros y reveceros cuando hacían vida en la campiña y no volvían a dormir a casa. "Tenemos unos productos que son auténticos manjares y debemos mantener la tradición porque son la alimentación más sana", asevera Perriles.