Emilia Fresno Morais, vecina de Tábara, no podía imaginar que la rogativa de curación ante la virgen del Carmen, de la que era devota, para que su marido sobreviviera a una operación quirúrgica, se convertiría en una fiesta que engalana la localidad tabaresa cada tercer domingo de septiembre. Corría el año 1948 y Manuel Casas Jorge, esposo de Emilia, tenía que se ser intervenido en Zamora de un lipoma en el cuello (bulto compuesto de células de grasa). "Entonces era una intervención muy arriesgada porque le tocaba la vena aorta", aseguran las hijas del matrimonio, Elvira y Carmen. Por ello, y ante la gravedad del asunto, Emilia Fresno se encomendó a la virgen y prometió que si su marido salía del "lance" compraría una talla mariana para ofrecerla al pueblo. Manuel Casas se puso en manos del cirujano zamorano José Luis Gómez Maroto y superó aquella intervención.

Setenta años después de aquella cirugía, Tábara celebra por todo lo alto la fiesta de la virgen del Carmen y la casualidad ha querido que la efeméride coincida con la elección por lista de Joaquín Villalón, yerno de los benefactores de la fiesta, como mayordomo.

En 1948 cumplir la promesa no fue fácil. En aquel año el matrimonio tenía cinco hijos (luego llegarían otros dos) y la talla de la virgen que la pareja encargó a la Librería Religiosa de Zamora, hoy Semuret, costaba unas 10.000 pesetas, "mucho dinero para la época", afirman Elvira y Carmen Casas. La imagen, hoy valorada en unos 3.000 euros, se realizó en una empresa de Cataluña y permaneció algún tiempo en casa de sus benefactores hasta que el sacerdote de entonces aceptó "guardarla" en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Tábara.

Aunque la festividad del Carmen se celebra en julio, los cofrades de Tábara decidieron celebrar la fiesta el tercer domingo de septiembre para que todos los vecinos de la localidad pudieran asistir. "En aquellos años las labores del campo tenían ocupado al pueblo hasta septiembre", explican Elvira y Carmen, que nació un año después de la llegada de la talla mariana a Tábara y, como no podía ser de otra manera, lleva el nombre de la virgen de la que su madre era tan devota. "Y todos", recalcan las dos hijas de Emilia Fresno, "porque para nosotros El Carmen es más que la fiesta del pueblo; forma parte de nuestros recuerdos desde niñas". Y rememoran como para recaudar dinero para la Cofradía, que hoy cuenta con más de 500 hermanos que pagan 2 euros al año pero que comenzó con 127 inscritos entre familiares y amigos del matrimonio tabarés, en aquellos años 50 se representaban en Semana Santa obras de teatro dirigidas y protagonizadas por vecinos del pueblo. "Y claro, los actores ensayaban en nuestra casa y muchas veces se quedaban a cenar. Era muy divertido", coinciden Elvira y Carmen Casas. La devoción es tanta que las dos hermanas ya han dejado un encargo a sus hijos. "Si la cofradía desaparece, ellos deben hacerse cargo de la misa y de la novena", aunque Elvira y Carmen aclaran que no sienten ningún tipo de preocupación porque "la actual directiva está formada por gente joven que se preocupa mucho" por la cofradía. El próximo fin de semana, 70 años después de aquella plegaria por Manuel Casas, Tábara volverá a ponerse de gala. El mayordomo y yerno del fundador de la Cofradía, Joaquín Villalón, invitará a los vecinos a refresco y dulces, la Virgen procesionará por las calles de la localidad engalanada con flores y los tabareses disfrutarán de la tradicional danza del paloteo.

Las mujeres pujarán, un septiembre más, por los brazos de las andas para que la imagen vuelva a recogerse en la hornacina reservada para ella en la Iglesia, mientras que Elvira y Carmen Casas esperan que no pasen muchos años antes de que la lista de la Cofradía recaiga en sus nombres para ser mayordomas, un privilegio del que no gozaban las tabaresas en aquellos años 50.