Carbajales de Alba vivió ayer su día grande coincidiendo con la festividad de la Virgen de Árboles, patrona del municipio. El obispo de Zamora, Gregorio Martínez, presidió la eucaristía que concelebraron el arcipreste de Aliste-Alba, Fernando Lorenzo; y el párroco de Carbajales, Timoteo Marcos, tras la cual tuvo lugar la procesión y una comida de hermandad.

El plato fuerte de la tarde fueron los tradicionales espantos, que reunieron a la afición taurina llegada de toda la comarca, y otras zonas como La Guareña o Benavente, además de Valladolid, Salamanca o León. Cientos de caballistas, a los que se sumaron los aficionados que llegaban en vehículos y a pie en busca del mejor escenario disfrutaron con el festejo.

A las cinco y media de la tarde y con unas gotas de agua sobre el terreno, que se quedaron en eso, se llevó a cabo la suelta de cuatro toros y seis bueyes, que salieron en estampida desde los corrales de la Cañada hasta la Era. Jaleados por la multitud y conducidos por los caballistas, los astados arrancaron protagonizaron arracadas que daban muestra de su bravura.

Llamó la atención entre el público el llamativo despliegue de la Guardia Civil, con controles en la carretera de Palacios y por el cielo un helicóptero sobrevolando la zona, además de explicar por megafonía las normas de celebración del espectáculo. La presencia de tantos medios dio origen a todo tipo de comentarios, extendiéndose el rumor de que se debía a la posible presencia de ecologistas que pudieran protestar o boicotear el festejo. Al final todo se desarrollo con normalidad sin evitar los típicos sustos por la bravura de los astados.