P ascuala Bermúdez Ratón es ya parte imprescindible de la historia, la de "La Raya" de Aliste y Tras Os Montes, la de España y Portugal. Una historia, la suya y la nuestra, escrita a base de trabajo, sacrificios, alegrías, sudores y lágrimas, que de todo hubo, hay y habrá.

El mejor recuerdo de su vida tiene ya un siglo, es de cuando su padre Pedro Bermúdez Morán, allá por 1918, regresó de Cuba y ella por fin pudo conocerle ya con siete años. Un momento, el del reencuentro que quedó grabado a fuego en su corazón y en su memoria. Aun se le ilumina la mirada cuando recuerda el primer regalo paterno. Acostumbrada a vestir cholas y sayas como todas las niñas alistanas de entonces, su padre se fue con la burra a Alcañices y le compró un manteo verde, unas medias grises y sus primeros zapatos de charol. Se sintió, así lo reconoce, una princesa y fue la niña más feliz de España y Portugal.

La agricultura y la ganadería originaban tantas tareas, de sol a sol, de la anochecida al amanecer, que solo su abuelo Juan se quedaba en el pueblo con su oficio de herrero, cuando a la vez de la niña, mientras su madre y su abuela se iban al campo a segar, acarrear, arar o trillar.

Ni tres años pudo ir a la escuela donde tuvo como primer maestro a Don Pedro, al que los niños llamaban "El Maestrón" y los padres el"Tío Cañamón". Enseñaba poco, sentencia Pascuala, solamente el silabario y el catón: "Los justo para defenderse: sumar, restar, multiplicar y dividir, leer y escribir". Pascuala se fue a la "Universidad", la de la Vida, donde ya lleva 104 años aprendiendo y enseñando: su palabras, la experiencia es un grado y a ella le sobra: son consejos a seguir y sentencias a cumplir. Ha vivido Pascuala los tiempos gloriosos de los pueblos y teme por su futuro y su final. No en vano, cuando ella nació fue el año que Trabazos contó con más habitantes en su historia, 681. Hoy quedan 426. Predica con el ejemplo y en sus deseos y peticiones da prioridad a la salud de todos los alistanos y alistanas, al trabajo para los jóvenes y que los pueblos sobrevivan. Sabia es la señora Pascuala.