El filólogo Luis Mariano Esteban Martín desgranó el agitado contexto político y el compromiso de Miguel de Unamuno con la República, tras su regreso del exilio en 1930, como motivo para aceptar la invitación de descansar en el Balneario de Bouzas. Esteban hizo estas aportaciones en la conferencia impartida en San Martín de Castañeda, presentada por la directora de La Opinión-El Correo de Zamora, Marisol López y el politólogo, Manuel Mostaza.

Es Onorino Requejo, abogado salmantino y propietario del Balneario, quien hace esta invitación al escritor que viene de participar en actos antimonárquicos desde Bilbao hasta Salamanca. Se desconoce el tiempo que está en el balneario, pero sí se sabe que el día 6 de junio asiste en Salamanca, al funeral de un estudiante.

Su estancia, el uno de junio, es "un parón" en ese clima de agitación. El primer día escribe el primero de los dos poemas dedicados al Lago con mención a personajes históricos "que conocía bien" como Men Rodríguez de Sanabria, en la leyenda de Valverde de Lucerna, el origen cisterciense del monasterio.

El segundo poema, más artificioso, es del 16 de junio y representa "un giro radical" donde repara en la situación "miserabilísima" de pueblos y gentes. En una carta personal, escritor ruso Ilyá Ehrenburg reprochaba al autor no haber apreciado esa pobreza, extremo que Esteban se encargó de desmontar a través del análisis del contenido, principalmente, del segundo poema.

A diferencia de Unamuno, Ilyá Ehrenburg sólo vio la Sanabria real, lo mismo que el doctor Marañón, que la comparó Sanabria con Las Urdes, y las Misiones Pedagógicas. Unamuno también captó la parte mágica. El paisaje del lago de Sanabria influye en su novela, San Manuel Bueno Mártir, hasta el punto de ser una ruptura con su concepción novelística anterior, en la que prácticamente no es relevante para el autor.