Es difícil, pero si Emilio Seco tuviera que elegir entre el millar del fotografías que disparó con su cámara el 26 de agosto y el 3 de septiembre del año pasado, probablemente se quedaría con la imagen de un olivo centenario consumiéndose por el fuego.

"Estuve 15 minutos, impotente, viendo esa desgracia, cómo después de cien años el árbol era pasto de las cenizas". Emilio Seco, fotógrafo profesional fermosellano, todavía se emociona mientras cuenta las vivencias de aquellos "terribles días", cuando los incendios forestales de los Arribes del Duero arrasaron un patrimonio natural de valor incalculable y despojaron de sus bienes más preciados a numerosos vecinos de Fermoselle y Pinilla de Fermoselle.

Ayer se cumplía un año del primer gran incendio que asoló a los dos pueblos sayagueses, dos joyas del Parque Natural que fueron pasto de las llamas en uno de los capítulos más negros de su reciente historia. Fermoselle, en plenas fiestas como este año, recordaba ayer el triste aniversario. Y la Plataforma Fermoselle Atrévete quiso hacerlo a través de una exposición de fotografías de Emilio Seco quien, cuando estaba disfrutando de las fiestas de su pueblo, no dudó en echarse su cámara al hombro para inmortalizar la tragedia. "Hubo quien me reprochó "menos hacer fotos y más ayudar", pero yo sabía que tenía que estar fotografiando esos momentos para que no nos olvidemos de lo que pasó; estas fotos quedan para toda la vida" comentaba Emilio Seco ayer en la Plaza Mayor de Fermoselle, donde se expuso 200 fotografías de los incendios.

Una imagen de 20x30 en cada una de las 198 talanqueras, más otras dos a la entrada de la plaza de madera, montada estos días para los encierros de las fiestas de San Agustín. La muestra generó un peregrinaje continuo de fermosellanos y forasteros por la plaza, deteniéndose las imágenes tomadas hace un año por Emilio Seco. Se vivieron momentos de emoción contemplando las fotografías de los fermosellanos dándolo todo por salvar sus propiedades y el pueblo.

"Yo venía con unas zapatillas preciosas para la fiesta y acabé con ellas agujereadas y quemadas" recuerda el fotógrafo. Es la anécdota; en la retina un sentimiento mucho más dramático, como el que emana de ese recuerdo de los hidroaviones descargando el agua con las personas debajo que intentaban frenar el avance de las llamas o los ancianos con "una manguera y un hilillo de agua regando y refrescando la tierra". Por eso todas las fotos llevan el mensaje "Yo no me olvido ¿y tú?". José María Pilo, portavoz de Fermoselle Atrévete, cree que ese lema "es muy apropiado porque no debemos olvidarnos y lamentar que seguimos con muchas carencias".