Con la puesta en escena de los bailes aprendidos en el tapiz del gimnasio, las niñas y niños del campamento de verano de Galende abrieron la XXIII edición de la feria de Artesanía de El Puente de Sanabria, este viernes. Una feria que, como recordó el alcalde José Manuel Prieto, es "sin aglomeraciones" en la recta final del verano y las vacaciones. Una oportunidad para adquirir esos regalos y recuerdos de las vacaciones, y ver "in situ" cómo trabajan los artesanos del cuero, el vidrio, la madera, los metales, las telas, perfumes, jabones y el barro.

El alcalde realizó la visita a todos los puestos acompañado de los concejales Benjamín Ferrero, José Antonio Sánchez y Ángel Vidal. Más de medio centenar de puestos esperan hasta el domingo a los veraneantes y visitantes de la comarca. La jornada inaugural ambientada con la música de gaiteros, contó con la demostración del trabajado de alfarería de Pereruela con María del Carmen Pascual que hizo surgir las formas de cuencos a base de torno. Ver cómo se levantan las formas nítidas de los recipientes entre las manos expertas de la alfarera hipnotizó al público de todas las edades. A lo largo de estos días las demostraciones se suceden las demostraciones en repujado de cuero, el taller de confección de pulseras en cuero, pintura en tela y los talleres de esmalte y macramé programados para hoy domingo.

Singularidades

La demostración más espectacular es la protagonizada por un artefacto mecánico de fabricación rústica, el "armonógrafo", del artesano Marcelo Scapinachis, procedente de Moaña (Vigo), que participa por primera vez en esta feria. Es la reproducción de una máquina de museo que construyó el profesor de la Universidad de Glasgow, Hugh Blackburn, en el siglo XIX. Mediante un sistema de péndulos, hechos con pesas de gimnasio, y un soporte de madera más un brazo al que se inserta un bolígrafo, se realizan dibujos geométricos siguiendo la trayectoria que dibuja el movimiento pendular.

Scapinachis lleva más de 30 años como artesano y este "invento" fue confeccionado para una feria del libro en la que se reprodujeron máquinas de impresión utilizadas siglos atrás "cuando no había ordenadores, porque ahora todo se hace con ordenador".

Ramón García Casado, otro artesano del barro, es su veintitantas participación, tantas como los años de instauración de la feria. La venta ha cambiado en estas dos décadas al ritmo de la economía. En esta época se nota la crisis económica, aunque hubo años a comienzos de la feria tan espectaculares como "que no me daba tiempo a bajar la mercancía del camión. Se acercaba la gente y señalaban la cazuela, esa para mí. Me he ido de la feria con dos pucheros en la furgoneta". El público particular es el que más compra y la hostelería afina en piezas más específicas como "cazuelitas para gambas al ajillo".

Un puesto que destaca es el de la Fundación Personas de El Puente de Sanabria con todos los objetos confeccionados a mano por sus internos y procedentes de todos los centros de Zamora. Papelería, jabones, regalos, juguetes de madera a mano, llaveros, etc. Se pueden ver en sus mesas. Vanesa Arías, responsable del Área de Formación del centro comarcal, precisa que su presencia en la feria es para dar a conocer la Fundación y presentar el servicio que ofrece a estos colectivos de la sociedad, porque dentro de la misma comarca hay quien desconoce la función de este centro. Algunas de las piezas son muy llamativas, como el juego de la rana fabricado íntegramente a mano y con cajones adicionales y con un precio de 180 euros, que en Ámazon son 173 euros más 3 de gastos de envío y sin los detalles del que se presenta en la feria.