El preestreno del documental "Argaña: La mujer en el medio rural" en Puebla llenó el Salón de Las Mujeres del Ayuntamiento de Puebla. Un marco apropiado para proyectar la película del director Nacho Rodríguez Rodríguez, que rinde homenaje a la mujer sanabresa, a través del testimonio en primera persona de sus protagonistas, Concepción Gallego Chimeno, María Socorro Pérez Encinas, Amelia Martínez Lorenzo, María Emilia Vieira Anta, Laudelina Lorenzo Lorenzo y Josefa Monterrubio Rodríguez, todas vecinas del municipio de Asturianos.

El director del documental, junto con los alcaldes de Puebla, José Fernández Blanco, y de Asturianos, Leonardo Gallego Chimeno, participaron en este estreno junto con los otros integrantes del equipo técnico de la productora Konsak, Mikel Sastre y José Berodas. Cuatro de las mujeres protagonistas pudieron asistir al estreno, donde recibieron el homenaje de sus alcaldes.

Sin salir de los pueblos - Asturianos, Cerezal, Rioconejos, Villar de los Pisones, Lagarejos y Entrepeñas- estas seis mujeres inician ahora un viaje por festivales y salas donde se proyectará el documental que recoge las penurias de la mujer sanabresa hasta los años 70, del pasado siglo.

Recopilar estos testimonios tiene un responsable, José Antonio Chimeno, de la asociación El Medero de Entrepeñas, que ha querido que estas vivencias no se perdieran.

El trabajo de la mujer fue fundamental para la economía de subsistencia de estos pueblos "y nada reconocido". Un trabajo que, como relatan estas abuelas, comenzó en la infancia cuando "mi madre pedía permiso a la maestra para sacarnos de clase, porque teníamos que ir con las vacas". La mujer llevaba doble trabajo, en el campo con el hombre y en casa con los hijos, un trabajo "que nunca se ha valorado".

Pese a las interminables jornadas de trabajo, había familias que pasaban penurias como recordaba una de las protagonistas cuando relataba la tortilla de miga de pan que llevaba su padre al trabajo en la presa y que a la vuelta todavía alcanzaba para repartir con los hijos.

Había momentos de alegría en la matanza, en los bailes de los domingos por la tarde, a la vuelta de la siega y los baños en el río para refrescarse, se cantaba a todas horas.

El declive de los pueblos comenzó en los años 70 con la emigración. Muchas añoranzas, esos pueblos esclavos pero llenos de niños y vecinos, de los 1.250 habitantes que el municipio tenía a mediados de siglo, ahora se reducen a 257. En la mayoría no hay comercio, no hay bar, no hay tiendas, aunque algunos disponen de farmacia y consultorio.

Con añoranza ven que los pueblos desaparecen porque nadie quiere venir a vivir a los pueblos y "hay que gente que no entiende que nos quedáramos a vivir en el pueblo".

Ellas mismas aportan las soluciones con la ganadería, las tierras, la promoción de los pueblos "muy bonitos" y muy tranquilos. Reconoce alguna de ellas que "el campo gusta a muy poca gente y no se puede obligar a nadie"

El viaje que estas seis mujeres comienzan hoy, es el viaje de las embajadoras que representan a las mujeres sanabresas, madres, abuelas bisabuelas.