"En esta tierra nos educaron para que nos marcháramos, en mi casa la obsesión era que había que estudiar para salir del pueblo". Las palabras de Paulino Guerra, periodista sayagués afincado en Madrid donde es director adjunto de la agencia Europa Press, alumbran una respuesta al ¿qué pasó?, ¿por qué la evasión del mundo rural a la ciudad? La reflexión se planteó en el debate organizado por la asociación "La Mayuela" de Bermillo sobre "La despoblación y el reto demográfico en Zamora".
En la mesa dos periodistas zamoranos, coincidentes en el diagnóstico "catastrófico" que dibuja el despoblamiento rural, pero con distintas concepciones sobre el futuro. Luis Miguel de Dios -Guarrate, 1954- realista, combativo, aunque viendo la luz al final del túnel. "La nuestra ha sido una tierra absolutamente resignada y no se ha tomado ninguna medida seria para combatir el problema. Hay algo positivo, por lo menos hemos conseguido que se empiece a hablar del problema. Y claro que se pueden hacer cosas, no hay que tirar la toalla". De otro lado Paulino Guerra -Fermoselle, 1963-, con un relato amargo de una tierra "mala, poco productiva, donde las opciones de progresar eran nulas y la emigración a la ciudad era el ascensor donde vivir mejor. Mi padre decía: aquí no vivimos de lo que ganamos sino de lo que no gastamos".
De mar de fondo una situación "crítica, como coincidieron en definir los dos analistas. "Un país con la pirámide invertida tiene un problema muy grave, nos estamos jugando los próximos 30 ó 40 años" advirtió Guerra. Luis Miguel de Dios tiró del reciente estudio elaborado por la agencia Ical, según el cual más del ochenta por ciento de los encuestados estiman regulares o malas las medidas de la Junta contra la despoblación. "La percepción de la gente es que no se está haciendo nada y de alguna manera eso hace reaccionar a la sociedad". Y un dato que no por anecdótico es menos revelador: "todos los habitantes de la provincia de Soria caben en el Santiago Bernabéu", lanzó ante el salón de actos de la Casa de Cultura de Bermillo rozando el lleno.
Para situar el debate, Paulino Guerra también se valió de datos. "Las cifras de la catástrofe son abrumadoras", con una pérdida de cien mil habitantes en la provincia de Zamora desde el inicio del siglo pasado. "El resultado es que donde había escuelas se erigen tanatorios, la economía productiva no existe y las principales empresas son las residencias de ancianos".
¿Qué originó el abandono de los pueblos?. "Creo que pasó lo que tenía que pasar -reflexionó el fermosellano-. El año 1959 supone el fin de la autarquía económica, la industrialización provocó una huida masiva del campo a la ciudad porque había necesidad de mano de obra". A ello sumó "la obsesión de nuestras familias; tienes que estudiar que para desgraciado ya estoy yo, me decía mi padre" contó Paulino Guerra. "Y supongo que esto se escuchaba en todas las casas de Sayago".
No fue difícil marcharse de esta tierra, concedieron ambos periodistas. "Aquí nos pusieron la alfombra para que la gente se fuera", opinó Luis Miguel de Dios.
Los periodistas cuestionaron la tibia implicación de los políticos por esta tierra. "En Castilla y León ha ocurrido algo curioso y es que todos los presidentes querían ser ministros, tenían una visión nacional, es como si aquí estuvieran de paso" describió el fermosellano, bregado en información política desde la primera línea de fuego, en Madrid. Y aunque convencido antinacionalista, Guerra reconoció que estos partidos "consiguen cosas para sus territorios".
El papel de las instituciones también se cuestionó en la mesa redonda de Bermillo, pues muchas veces, lejos de facilitar, "ponen más dificultades a la gente que vive en los pueblos" coincidieron. "La burocracia es un estado dentro del estado" opinó Guerra. Una normativa que se agrava cuando se vive en un espacio protegido, como parte de la comarca de Sayago con el Parque Natural Arribes del Duero o la más reciente declaración de Reserva de la Biosfera.
El periodista sayagués lamentó que "asuntos latentes" como la despoblación y el envejecimiento no figuren en la agenda política diaria ni se hable habitualmente en las tertulias, "y sin embargo tienen una importancia superior". Y de la misma forma desmitificó el discurso neorruralista "que se conmueve con el sonido de las esquilas de las ovejas" frente a la vivencia de quienes viven en una tierra "que ha sido y es muy dura, con la que hemos tenido una relación difícil". Ese contexto Guerra considera "normal que la gente aspire a una vida mejor si en los pueblos no hay condiciones de vida similares a las de la ciudad".
¿Soluciones? De Dios contempla la vía de la repoblación y apoyo de las administraciones. Guerra, escéptico, apostó por "estudios precisos y detallados de profesionales de las administración, a los que pagamos todos, sobre lo que se puede hacer en cada comarca".
Frente a la visión pesimista del fermosellano entre el público surgió la voz de quien sí ve posibilidades. "Hay un problema de mentalidad, creo que es el momento de dar un giro y empezar a hacer atractivo el medio rural porque desde un pueblo es posible lanzar proyectos con las nuevas tecnologías. Lo que no puede ser es que se estén recibiendo fondos para el desarrollo rural y se queden en las ciudades" cuestionó Delfín Martín, un ejemplo de nuevo poblador que abandonó Madrid para asentarse con su familia en Gamones.
Es la cara y la cruz de un problema muy vivo y preocupante en el mundo rural. Pero hay que actuar. De Dios apeló a "acabar con la resignación de la gente y empezar a protestar. Porque nos negamos a ver morir nuestras tierras, nuestros pueblos, tradiciones, nuestra cultura. Y para eso es fundamental, no solo que las instituciones nos apoyen sino que nosotros mismos defendamos la dignidad y el orgullo de ser de pueblo".