-La vida de una orquesta y sus músicos es y se ve maravillosa, todos los días de fiesta, pero a la vez también muy dura. ¿O no?

-Sin duda. Son cuatro horas y media de actuación y detrás de ello hay muchos preparativos, ensayos, viajes, noches sin dormir, lejos de la familia; vivimos en la carretera y eso implica también riesgos y peligros. Nosotros en agosto hacemos más de 18.000 kilómetros. El día solo tiene 24 horas y hay veces que terminas a las 7 de la mañana en un pueblo de Cuenca y a las 10 de la noche tienes que empezar en Santiago de Compostela. Hay que hacer muchos kilómetros y los trailers no pueden circular a más de 80 kilómetros por hora.

-¿Cómo vivís y se vive la movida nocturna de las verbenas en tierras zamoranas?

-Zamora y los zamoranos en general son algo muy especial. Aliste y los alistanos de la mejor gente que hemos conocido, muy abierta, sencilla y acogedora que se anima, baila y canta cuando se lo pides, participa y vive sus fiestas El pasado año nos lo pasamos genial en Valer y San Martín este año en Gallegos del Río y Moraleja del Vino. La próxima parada será Trabazos de Aliste. Los alistanos son gente muy agradecida y atenta. Cuando terminas siempre están dispuestos a invitarte a una copa y pasar un rato de charla. La fiesta sigue.

-Viajáis mucho y conocéis mucho mundo ¿Qué os ha sorprendido de Zamora?

-Insisto, la gente. A nivel gastronómico personalmente me han cautivado por su calidad el Chuletón de "Ternera de Aliste" con Indicación Geográfica Protegida y el Vino de Toro con Denominación de Origen. Son dos auténticos manjares.