Pereruela reivindicó ayer, un año más, su condición de capital del barro. Y lo hacía en el contexto de la Feria Alfareruela, que cumple su décima edición sin haber conseguido la unión de todos los alfareros locales para hacer causa común en pro de su industria más señera y próspera. Apenas la mitad de talleres perigüelanos, entre la decena de puestos, estaban ayer presentes con sus cacharros en una feria que se propone ser un escaparate de la alfarería más tradicional, reconocida fuera de nuestras fronteras.

Pese a las dificultades y los intentos infructuosos de unir al sector artesano, el Ayuntamiento de Pereruela sigue apostando por un certamen que desde hace dos años organiza y financia en solitario tras las diferencias con la Diputación, institución que inicialmente promovió Alfareruela. El alcalde, Jesús Carnero, fue el encargado de dar la bienvenida a todos los participantes en la feria y a las personas que ayer se pasaban por el pueblo para disfrutar conocer el trabajo de los alfareros y hacerse con alguna de las piezas.

Desde la puerta del Ayuntamiento y flanqueado por el subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco y el delegado de la Junta, Alberto Castro, Carnero hizo un llamamiento para "conseguir entre todos la marca de calidad" y "blindar nuestra alfarería" para que no sea objeto de imitación. El alcalde enfatizó también que "la feria no debe entender de política, nuestra seña de identidad deben ser los cacharros", destacando la aportación de los jóvenes alfareros que se incorporan a este oficio.

El alcalde socialista no pasó por alto reivindicaciones importantes de este municipio sayagués como la reparación del camino de La Tuda, largamente reclamado a la Diputación, la mejora de las conexiones a Internet y más inversiones en infraestructuras, porque "para asentar población necesitamos calidad de vida en nuestros pueblos".

Como es tradicional en cada edición de Alfareruela, durante la feria se entregaron los premios a los "mejores cacharros" de la feria. El jurado integrado por Rosario García, directora del Museo Provincial de Zamora; José Luis Hernando Garrido, profesor y experto en Historia; y Dévora Chimeno, responsable del Museo del Barro de Pereruela, valoró las piezas presentadas por los alfareros. Los ganadores del concurso fueron: el primero, Francisco Pascual Prieto, de Moveros con un ánfora. Se llevó un precio de 400 euros, otorgado por el Ayuntamiento. El segundo para Carlos Rodrigo Alonso, de Pereruela, que presentó un jarrón y se llevó un premio de 250 euros. Y el tercero para la alfarería "El Alfar", de Pereruela, con un pote de barro, que obtuvo una dotación de 150 euros. Los premios segundo y tercero, concedidos por Caja Rural, entidad a la que el alcalde dio las gracias especialmente por su colaboración. La feria contó con una comida popular a la que asistieron unas 400 personas.